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sábado, 15 de noviembre de 2014

DPA: una crisis similar a la Guerra Fría se cuela en el G20 y pone en peligro la paz y economía mundial

(Brisbane, 15 de noviembre- Dpa).- Los temas fijados eran económicos. Ni siquiera el cambio climático o el ébola tenían en principio mucho espacio en los planes del pragmático y polémico primer ministro australiano, Tony Abbott, para el G20. Pero entonces llegó Ucrania, con vientos gélidos que barrieron la temperatura de 30 grados que registró hoy Brisbane.
Aunque los debates entre los mandatarios del G20, que reúne a los principales países desarrollados y emergentes, giraron en torno a la preocupación por el escaso crecimiento que se registra en el mundo pese a que ya pasaron seis años desde el inicio de la crisis financiera global, al final, como ocurriera el año pasado con Siria, Ucrania proyectó su sombra sobre los principales líderes mundiales.
Un periódico sensacionalista local eligió incluso para su portada la imagen de un oso con un gorro ruso y un canguro preparados para enzarzarse en una lucha. Y la prensa australiana en general publicó en detalle la presencia de cuatro barcos rusos que se situaron muy cerca de Australia en un gesto considerado inquietante, aunque sea absolutamente legal y hasta cierto punto habitual.
Las reuniones se sucedieron entre distintos líderes, Abbott actuó como el perfecto anfitrión y saludó calurosamente a Putin pese a haberlo acusado el día anterior de querer volver a los tiempos del imperialismo soviético, pero al final quedó la sensación de que existe una parálisis en el conflicto dfícil de romper.
Rusia no está dispuesta a abandonar su influencia sobre Ucrania, mucho menos a permitir que entre en la órbita de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan), y lo muestra claramente. En respuesta a lo que ve como avances de la Unión Europea (UE) y de Estados Unidos sobre su zona de influencia, despliega aviones y barcos sobre las zonas de influencia de la otra parte.La canciller alemana, Angela Merkel, concertó una reunión con Putin, pero tampoco en esta ocasión hay expectativa de que algo cambie. Por qué habría de hacerlo si ya ha habido unos 40 llamados telefónicos u otros encuentros que no tuvieron resultado.
Y cierra acuerdos económicos con América Latina para sustituir los productos que ya no compra a la UE por las sanciones económicas. Es decir, a una región considerada desde siempre el ámbito de actuación de Washington.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, fue bastante claro en su advertencia: pidió a Estados Unidos, Rusia y la UE a encontrar una salida pacífica al conflicto. Es una crisis en el corazón de Europa como lo fue la Guerra Fría, que pone en peligro la paz y la economía mundiales, subrayó.
Pero las posiciones parecen irreconciliables, con ambas partes hablando de “imperialismo” y “agresión”. El conflicto deja ya más de 4.000 muertos sin que se haya hecho realmente algo definitivo para resolverlo.
El año pasado ocurrió algo similar con Siria. A último minuto Obama y Putin se reunieron y acordaron una solución al tema de las armas químicas a fin de evitar una invasión estadounidense. Pero en aquel momento a Washington le interesaba no verse obligado a inmiscuirse militarmente. Hoy no está claro que nadie esté dispuesto a hacer sacrificios.
“Hay progresos, pero a veces mucho más lento de lo que quisiéramos”, comentaba una fuente de la organización humanitaria Oxfam en general respecto al G20. “Nosotros quisiéramos que fuese a la velocidad de crucero”, pero los avances se dan despacio y los intereses nacionales y a corto plazo siguen colocándose por encima de la actuación conjunta que es necesaria para solucionar los conflictos actuales, cada vez más globales.
Mientras tanto, Siria y Ucrania siguen sumando muertos. Igual que África Occidental con el ébola, sin que el G20 actúe de forma más concreta. Tal vez no sea esa su tarea, como subrayan sus defensores, pero tampoco hay nadie más que asuma ese papel.
Por Romina López La Rosa (dpa)