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miércoles, 7 de octubre de 2015

ECONOMIA

El Fondo reclama ajustes a los exportadores de materias primas

Los años de bonanza que han disfrutado los productores de materias primas han quedado atrás. Con la caída del precio del petróleo, de los metales y de los productos alimentarios, llega la hora de apretarse el cinturón, aunque el ritmo y el alcance del ajuste dependen de la hucha que cada país haya acumulado durante los años de vacas gordas. Y, por tanto, de que no hayan hecho caso a las recomendaciones del propio Fondo Monetario Internacional (FMI) en los peores años de la crisis financiera internacional.
Son las principales conclusiones que arroja el informe del departamento de asuntos fiscales del FMI, que dirige Vitor Gaspar, donde se alerta de las incertidumbres que rodean las finanzas públicas en el actual contexto de desaceleración y del especial impacto que la caída del precio de las materias primas tendrá para las economías exportadoras de estos productos. El informe reconoce que son países muy dependientes de los ingresos procedentes de los recursos naturales y a los que les resulta muy difícil desvincular sus desequilibrios del propio ciclo económico. El ajuste es necesario en todos los casos, explica el informe, pero aquellos países que cuentan con un colchón financiero pueden elegir el ritmo de ese ajuste.
La receta del Fondo, sin embargo, llega un poco tarde. El precio del petróleo acumula aproximadamente una caída del 47% en el último año, lo que hace imposible que países que ya afrontan serias dificultades presupuestarias puedan adoptar semejantes medidas de ahorro. La propuesta, además, contradice lo dicho por el Fondo durante los años de crisis, cuando pedía a los países exportadores de materias primas que contribuyeran al reequilibrio de la economía global con un mayor gasto para compensar las severas políticas de austeridad aplicadas por los países desarrollados.Países como Chile, Noruega, Perú o los Estados del Golfo han creado fondos de reserva durante estos años en los que han acumulado parte de los ingresos derivados de la exportación de materias primas. 
Ese colchón, que en el caso de Perú, por ejemplo, asciende a 8.600 millones de dólares y que ronda los 800.0000 millones en el caso de Noruega, permite amortiguar el ritmo del recorte de gastos, dice el departamento que dirige Gaspar, que recomienda a los países productores crear esos fondos de reserva. “Se deberían crear colchones de estabilización financiera para ayudar a los países a lidiar con la incertidumbre que les rodea. Esas reservas permitirán, asimismo, la aplicación de políticas contracíclicas, ya que el ciclo de las materias primas se mueve al ritmo del ciclo económico”, apunta el informe.EL PAIS