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domingo, 4 de octubre de 2015

El Papa pide investigar caso de pederastia en el colegio del Opus Dei en Vizcaya

El Papa pide investigar un caso de pederastia que ocurrió en el año escolar 2008-2009 en el colegio Gaztelueta que el Opus Dei tiene en Leioa (Vizcaya), esto ocurrió luego de que el niño que fue sometido a actos lascivos introdujera una querella en contra del educador.
Asimismo, el psiquiatra que hoy en día trata al alumno abusado, aseguró que seis años después su paciente sigue recordando aquellos días de abusos como si el profesor le apareciera al instante.
A continuación lea la noticia completa:
“Era cerrar la puerta del despacho y bajar las persianas. Si yo quería salir de allí no podía”. Así relataba el niño el inicio del horror: tocamientos, masturbación, agresiones sexuales… Hoy es mayor de edad y ha interpuesto una querella criminal contra el educador que le hizo todo aquello. Sucedió durante el curso 2008/2009 en el Colegio Gaztelueta que el Opus Dei tiene en Leioa (Vizcaya).
Esta es la historia de unos renglones apresurados y una misiva de vuelta: la del Papa que ha abierto una investigación. No es sólo que al chico de 12 años su profesor se lo llevara al despacho para colmar sus más bajos instintos sexuales; que lo retuviera dos o tres veces por semana -cuenta-, por espacio de casi una hora. No es sólo que el educador le enseñara fotos de mujeres desnudas y le instara a masturbarse; que el maestro en quien confiaba ciegamente le sometiera a tocamientos de todo tipo. No es sólo eso.
Es lo que hoy queda de aquel chaval tras aquella experiencia feroz: con “tendencia al aislamiento”, incapacitado “para llevar una vida normal”, el psiquiatra que corrobora su historia certifica que la víctima “se siente reducida a un objeto”. Elijan uno cualquiera. Y rómpanlo. Eso es el chico.Ahí está la resaca de la pesadilla: seis años después -por las noches-, se le sigue apareciendo el profesor. (…)Ocurrió como en una película sórdida durante el curso 2008/2009.
Los hechos descritos tuvieron lugar supuestamente en el prestigioso Colegio Gaztelueta que el Opus Dei tiene en la localidad vizcaína de Leioa (Vizcaya). El ex alumno, que ya ha alcanzado la mayoría de edad, ha presentado una querella criminal en los juzgados de Getxo contra el preceptor (la persona encargada de guiar su proceso formativo a través de una formación humana en valores, en la terminología de la prelatura) por agresión sexual, abusos sexuales y contra la integridad moral.
“Era cerrar la puerta del despacho y bajar las persianas. Si yo quería salir de allí no podía (…). Me enseñaba fotos de chicas en bikini o desnudas. Y me decía: ‘Fíjate en esta chica, mira qué buena está’ (…) Me tocaba los muslos, la espalda, la tripa, y alguna vez, para enseñarme las notas en el ordenador, me exigía ponerme encima de sus rodillas y yo notaba algo duro debajo de mí (…). Hubo una cosa que no me he atrevido jamás a decir, ya que no es plato de buen gusto comentar esto…”.
El resto de los detalles del relato (los omitimos por su contenido explícito) los conoce el propio Papa Francisco, quien, en una carta escrita de su puño y letra para contestar a los padres (y a la que ha tenido acceso EL MUNDO), anuncia que el Vaticano va a llegar hasta el final del escándalo.Es una sencilla postal navideña. En el remite del sobre, una dirección y una inicial: F. Dice así: “De mi mayor aprecio en Cristo: Le agradezco su carta y la documentación adjunta. Lo primero que me viene decirle es que, por favor, me sienta cercano con mi oración. Es muy dura la cruz. Pido para que el Señor le ayude a llevarla.
Además, hoy mismo [la misiva está fechada a finales de diciembre de 2014] envío la documentación a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que instruyan el juicio canónico al educador y al colegio pero sin molestar al chico. Quedo a su disposición. A usted y a su familia le deseo un santo y esperanzador año 2015. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Y, por favor, no se olvide de rezar y hacer rezar por mí. Fraternalmente. Francisco”.
La diligencia del Pontífice desde Roma contrasta con la tibieza de la justicia en España.
Con información de Elmundo.es