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sábado, 15 de febrero de 2014

«Quiero fabricar vaqueros» y otras historias de ira y rencor que hicieron germinar a Twitter

Quiero dedicarme a la moda y fabricar vaqueros». Esta fue, curiosamente, una de las frases pronunciadas por Jack Dorsey, uno de los fundadores de Twitter, minutos antes de que saliera de su boca la idea que daría vida a la que hoy es una de las compañías más importantes del mundo. «Dejo la tecnología para hacerme diseñador de moda», se empeñó en repetir. Dorsey, deprimido, comparte un rato de confidencias con quien todavía es su amigo y compañero de trabajo,Noah Glass.
Esos días, ambos presencian cómo Odeo, la compañía en que trabajan junto la otra mitad de su equipo, Evan Williams y Biz Stone, se está yendo a pique al ser incapaz de competir con Apple. Tras la idea de los vaqueros, Dorsey sigue valorando alternativas ante un futuro laboral incierto y al que no encuentra salida en el mundo de la tecnología. Una de aquellas ocurriencias se convierte en pocos minutos en el germen de Twitter o, como Dorsey lo define aquella noche de confidencias, en «la posibilidad de compartir a través de internet lo que estamos haciendo en cada momento».
Twitter, la truculenta historia de una compañía que «acabó» con sus creadoresSesenta y cinco horas de entrevista o, lo que es lo mismo, 3.900 minutos de grabaciones es lo que ha necesitado el periodista de «The New York Times», Nick Bilton, para recrear escenarios como el citado en los párrafos anteriores. Una minuciosa investigación en la que el reportero desgrana, de forma novelada aunque no por ello exenta de detalle, «La verdadera historia de Twitter» (Ed. Gestión 2000), una trama repleta de celos y luchas de poder y que ha ido conformando, año a año, la que es hoy una de las compañías más potentes del planeta.
Momentos después de aquella inspiradora conversación entre Jack Dorsey y Noah Glass las rencillas entre los cuatro co-fundadorescomienzan a hacerse insostenibles. Como cuenta Bilton en su libro, «la red social era una recién nacida cuando comenzaron las peleas sobre quién tenía que darle de comer a Twitter». Tanto es así, que el «pajarito» no había empezado a volar cuando Jack Dorsey inició sus conspiraciones para expulsar del proyecto a quien había sido su confidente: «Si Noah sigue en la empresa, me marcharé yo», comunicó Dorsey a Ev Williams, por aquel entonces un miembro indispensable del equipo. Dicho y hecho, Noah desapareció de la empresa que había co-fundado casi antes de que ésta empezara a andar.

El fundador olvidado

Poco se ha escrito sobre Noah Glass y su relación con el nacimiento de Twitter. Conocido como el «fundador olvidado», Glass se esfumó de la empresa después de hacer una de las grandes contribuciones: ponerle nombre. «No tiene importancia», llegó a decir Glass durante una entrevista a «Business Insider». «Twitter es un fenómeno mundial y una herramienta extremadamente útil y beneficiosa que yo ayudé a crear, pero la historia de la que hay que hablar es de la de Twitter y no de la mía».
El último supervivienteDurante la entrevista, Glass reitera en no pocas ocasiones cómo la creación de la red social fue fruto de una suma de esfuerzos y en la que cada miembro del grupo fue indispensable. «Yo no cree Twitter por mí mismo pero sé que sin mí no habría existido, al igual que no habría existido sin la presencia de Jack Dorsey, Evan Williams y Biz Stone».
Con Noah Glass fuera de escena, Jack Dorsey logró asumir el cargo de CEO en Twitter, una empresa que si en un principio se consideró como mero entretenimiento pronto empezó a adquirir peso en el mercado al comprobarse su potencial para compartir información en tiempo real. No obstante, a medida que la compañía fue aumentando en tamaño y relevancia, se hizo evidente que Dorsey no tenía las cualidades necesarias para llevar las riendas y el co-fundador fue relevado en el cargo.
Evan Williams, creador de Blogger y parte fundamental de ese equipo de «cuatro amigos», tomó el mando de una empresa de la que Jack Dorsey nunca fue capaz de desvincularse. Vendiéndose como «jefe supremo» y creador de Twitter, Dorsey incrementó sus apariciones en los medios, en las que se esgrimía como «cabeza visible» de la red social a pesar de haber sido sustituido por Williams. En 2010, y después de que tampoco el fundador de Blogger demostrara aptitudes para el cargo, Dorsey regresó a su castillo como presidente ejecutivo y presenció como Williams, tras Noah Glash, se convertía en el segundo co-fundador en abandonar la empresa. A los pocos meses fue el tercero, Biz Stone, quien decidió emprender el vuelo lejos de Twitter al verse sin suficientes apoyos en la compañía.
Cuenta Nick Bilton en «La verdadera historia de Twitter» que la obsesión de Dorsey por aparecer en la prensa como líder imprescindible en la compañía era tal que el presidente ejecutivo no paraba de aparecer en los medios, que además le deleitaban tratándole cual «Ave Fénix» que había resurgido de sus cenizas para salvar Twitter. Durante sus conferencias, que también se multiplicaron, Dorsey puso además todo su empeño en asemejarse a quien, para él, era el «Dios» de la tecnología: Steve Jobs. Para ello, el presidente ejecutivo de Twitter imitaba las maneras, las costumbres e incluso las palabras que el genio de Apple pronunciaba en sus discursos.
Dorsey logró su objetivo y consiguió que su popularidad aumentara como la espuma. En un breve espacio de tiempo se había quitado de encima a tres de los creadores de Twitter, compañía que ahora él presidía y, además, había logrado ser tratado como toda una «celebritie» por la opinión pública. Dorsey, cuenta Bilton, fue el último superviviente de un barco que echó por la borda a tres de sus fundadores. ¿Feliz por haberlo conseguido? El periodista del «New York Times» no está tan seguro: «Puede que consiguiera su propósito, pero perdió a sus amigos tras haberlos utlizado como escalones para escalar a la cumbre».
ABC