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miércoles, 23 de marzo de 2016

La abrumadora historia de una mujer que dormía con una serpiente

Debemos admitir que el amor que tenemos por los animal es ilimitado, ¿Pero hasta dónde somos capaces de llegar con este amor?. A continuación conocerá la aterradora historia de una serpiente y su dueña.
Sin embargo, hay que aceptar que muchas veces interpretamos de forma incorrecta“las señales” que nuestras mascotas nos envían y la forma de ver el mundo animal.
Incluso, nos olvidamos por completo que muchas veces pensamos que los animales se comportan de una manera determinada exclusivamente por “amor platónico” hacia nosotros, cuando en algunos casos no es así.
A continuación la aterradora y abrumante historia:
Érase una vez una mujer en La India que tenía una pitón de cuatro metros y la quería muchísimo. La quería tanto que incluso dormían juntas. Eran muy felices y parecía que los lazos de amor las unían para siempre. Sin embargo, un penoso día, la pitón dejó de comer durante un montón de días. Ante la desesperación de nuestra protagonista que intentaba darle de comer diferentes cosas, para animarla de una vez.
Un día, la mujer no aguantó más ese estado. Estaba segura de que su preciada amiga sufría alguna enfermedad o le había pasado algo muy serio. Decidió llevarla al veterinario para prestar ayuda de un especialista que le pudiera decir qué pasaba.
La sorprendida mujer respondió entusiasmada: “¡Sí, sí! Lo hace todos los días y me hace sentir muy triste porque me da la impresión de que me está pidiendo algo y yo no sé qué es y no puedo ayudarla”.
Sin embargo, la mujer no sabía que en unos segundos su precioso cuento iba a perder su magia, chocándola con la bruta realidad.
“Señora, su serpiente no está enferma”, empezó con voz preocupada la veterinaria, “se está preparando para devorarla a usted. Cada vez que repta y ‘le abraza’, se envuelve a su alrededor, comprueba su tamaño y su peso. Quiere saber si es usted una comida decente y si cómo debe prepararse para atacar. Y ha dejado de comer para hacer suficiente espacio para poder tragarla y digerirla con mayor facilidad”.
Es aquí cuando la mujer entendió su mayor error: había pensado que la serpiente tenía emociones humanas, mientras que el objetivo principal de esta era saciar las necesidades básicas. Y ese es un sistema muy común en el caso de las pitones.
Primero comprueban y estiman si vale la pena digerir una presa, luego dejan de comer, para finalmente comerse a su víctima de un trago, para finalmente quedarse sin movimiento durante meses, hasta que terminen de digerir y puedan moverse una vez más.
La moraleja de esta historia es dual: por un lado tenemos que mirar a nuestro animal desde su punto de vista para entender sus comportamientos y necesidades. Y por otro lado, tenemos que recordar que aunque muchas personas de nuestro entorno nos abracen y nos den besos, no necesariamente tienen intenciones buenas con nosotros. Pueden querer aprovecharse, como la serpiente de la historia.
Con información de www.paraloscuriosos.com