El alza inesperada de las temperaturas a principios del año en Brasil, la crisis en Argentina, las manifestaciones contra el Mundial de fútbol y el anuncio de la presidenta de la Reserva Federal de EE UU, Janet Yellen,previniendo sobre la vulnerabilidad de los emergentes. El año 2014 empezó movido para los brasileños, que hoy tuvieron que enfrentarse a la desconfianza de los mercados externos tras la divulgación del índice de actividad económica por parte del Banco Central (IBC-Br).
La caída del 1,35% registrada por el indicador en diciembre quedó un poco por encima de las expectativas de las instituciones financieras locales. Pero el dato trimestral, que muestra una caída, del 0,17%, encendió la luz amarilla para algunos analistas. Junto a la rebaja del 0,21% en el periodo anterior supondría que el país ha caído en la llamada recesión técnica, cuando la economía se contrae por dos trimestres consecutivos.
El dato fue recibido con cautela por los economistas brasileños, ya que la metodología del indicador del Banco Central es diferente de la utilizada por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el órgano que hace el cálculo oficial del Producto Interno Bruto (PIB) deBrasil. El dato final del PIB de 2013 – y el cálculo del último trimestre – será divulgado por IBGE el próximo 27 de febrero. El hecho es que el PIB retrocedió 0,5% entre julio y septiembre. Y si el resultado trimestral de los tres últimos meses del año es también negativo, el cuadro de recesión estaría confirmado.
“Este diagnóstico es un poco fuerte. No veo la confirmación de este cuadro negativo”, dice Fabio Silveira, de la consultoría GO Asociados. “Sí, la actividad está lenta, pero todavía existen factores que se sostienen, para mantenernos en el terreno positivo”, evalúa. Silveira apunta la expansión del crédito, aunque en menor proporción que los últimos años, y el aumento de renta a través de la subida de sueldo del trabajador, como factores que juegan a favor del país, ante el ritmo letárgico de crecimiento. También ayuda la devaluación cambiaria, provocada por la volatilidad tras el cese de los estímulos monetarios de EE UU, sumados a la tensión de la crisis financiera en Argentina. “El dólar fuerte favorece las exportaciones”, afirma.
José Augusto Castro, presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil (AEB), cree que la devaluación del real (moneda brasileña) ayudará a las ventas al exterior, pero también como protección para las importaciones, crecientes en el país. “El repunte del crecimiento en los Estados Unidos también es una buena noticia, porque importan manufacturas brasileñas”, apunta Castro.
Castro admite, sin embargo, que 2014 se configura como un año de “emociones fuertes” para el país. “Nadie esperaba que en enero hubiese un descontrol en Argentina. Esto nos quitará al menos 2.000 millones de dólares de exportaciones”, calcula. Los argentinos son el tercer socio comercial de Brasil, después de China y EE UU.
Este escenario lleva a AEB a rehacer las cuentas sobre el saldo comercial que el país debe alcanzar en 2014: en diciembre, la proyección era de 7.000 millones de dólares, cifra que debe quedarse entre 4.000 y 5.000 millones de dólares ante lo sucedido en Argentina.
Aunque considera que el escenario del país no pueda ser clasificado como de recesión, Nicola Tingas, economista de la Asociación Nacional de las Instituciones de Crédito, Financiamiento e Inversiones, admite que existen factores para preocuparse. “El motor del crecimiento brasileño se muestra más frío. Considerando el escenario para el consumo e inversiones que tuvimos hace pocos años, la lectura es que estaríamos más paralizados que en recesión”, dice.
Para Julio Gomes de Almeida, economista de la Universidad de Campinas, los bajos niveles de crecimiento sumados a una caída de inversiones sí pueden llevar a una recesión. “Es como si la economía brasileña estuviese caminando sobre el filo de una cuchilla. Si resbala, esa posibilidad se volverá una realidad”, afirma.
Otros creen que este pesimismo se ha generado por un ataque procedente del exterior. Para el economista Luiz Roberto Calado, de Brasil Inversiones y Negocios, lo que sucede en realidad es una ofensiva internacional contra su país. “Si consideramos el parámetro del ranking de negocios Doing Business, del Banco Mundial, Brasil subió 14 puestos en 2013, hasta la posición 116”- son evaluadas 189 economías en este estudio.
El diario británico Financial Times es de los que apuesta porque el país podría estar en recesión. Pero José Bezerra de Menezes, controlador del Banco Bic, afirma que los británicos se caracterizan por exagerar tanto en los buenos momentos como en los malos. “No consigo reconocer algo sustancial en los datos que lleve al diagnóstico de que hay una recesión. El cambio desfavorable no es algo exclusivo de la moneda brasileña, sino una tendencia por la que están pasando todas las divisas”, explica.
El economista Claudio Frischtak, presidente de Inter. B Consultoría Internacional de Negocios, prefiere no decir que la recesión sea inevitable. Pero sí que el país vive un dilema este año. La responsabilidad fiscal y monetaria para asegurar que la inflación no se dispare provocará un bajo crecimiento, que puede llegar al 1% en el año, según dijo. Pero esto no tiene en cuenta una eventual crisis energética. El país vive uno de los peores veranos de los últimos decenios, con temperaturas por encima de los 35 grados en las últimas semanas, lo que provocó la sequía y el racionamiento de agua en algunas ciudades, y la caída del nivel de los reservatorios de las hidroeléctricas, que representan 60% de la fuente energética de Brasil. A la vez, aumentó el consumo de energía con el uso del aire acondicionado y ventiladores, encendidos por la población para protegerse de las altas temperaturas. EL PAIS