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martes, 9 de noviembre de 2010

Prevén eliminar libreta de racionamiento en Cuba

El presidente Raúl Castro presentó el martes una reforma del sistema socialista para su aprobación en abril por el primer congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC-único) en 13 años, que permita superar una crisis endémica y encarar un inevitable relevo generacional.
Las reformas consisten en una apertura mayor al sector privado y al capital extranjero pero sin renunciar al socialismo, según surge del "Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social", un documento que este martes empezó a circular para su discusión por el pueblo, antes ser sometido al VI Congreso del PCC.
El congreso "se concentrará en la solución de los problemas de la economía y en las decisiones fundamentales de la actualización del modelo económico cubano", dijo Raúl Castro.
El texto reúne reformas emprendidas por Raúl Castro como la reducción del aparato estatal, ampliación del sector privado, acceso al crédito, descentralización de la agricultura, inversión extranjera, eliminación de subsidios (incluso la libreta de abastecimiento) y de la doble moneda que circula desde 2004 y afecta el poder de compra de la población.
La presencia de Hugo Chávez marca el peso que tiene en el proceso Venezuela, principal socio de Cuba que oxigenó a la revolución tras perder en los 90 el sostén de la disuelta Unión Soviética. "Nos encaminamos hacia la unión económica", destacó Raúl Castro.
Aunque constituye una instancia vital para trazar el rumbo de la revolución cada cinco años, el Congreso debió celebrarse en 2002 pero fue postergado sin explicación y retrasado aún más con la enfermedad de Fidel, que tras 48 años en el poder fue relevado por su hermano en 2006, aunque conserva el poderoso cargo de primer secretario del PCC.
En segundo plano durante años por el avasallador liderazgo de Fidel Castro, el PCC, calificado por la Constitución como "fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado", fue llamado por Raúl a asegurar "la continuidad de la revolución" cuando ya no estén los dirigentes históricos, que pasan de 75 años.
Raúl Castro defiende sus medidas como necesarias para evitar que la revolución "caiga al precipicio", arrastrada por un sistema en el que el Estado controla 95% de la economía, y está agobiado por la gigantesca burocracia, por el paternalismo, la ineficiencia productiva y la corrupción.
Hace dos meses, Fidel Castro sorprendió con su frase: "el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros".
En octubre empezó el recorte de 500.000 empleos públicos, en un proceso que concluye en marzo y es la primera etapa de un plan para eliminar más de un millón de puestos que sobran en el Estado, lo que equivale a un 20% de su fuerza laboral, para lo cual autorizó la apertura de pequeños negocios a fin de que absorban a los cesantes.
Sin embargo, estas reformas son recibidas con escepticismo en medios académicos y diplomáticos.
"China y Vietnam lograron su despegue económico gracias a las inversiones, pero Cuba debe recuperar prestigio para atraerlas", dijo a la AFP un diplomático, al recordar el incumplimiento de pagos a empresas extranjeras y el congelamiento de cuentas por falta de liquidez.

Un economista occidental radicado en La Habana advirtió que Cuba "encara un círculo vicioso, sin infraestructura para un desarrollo de la empresa privada, y el problema es que las reformas se hacen con urgencia, con el Estado al borde del abismo", apuntó.
Las reformas de Raúl revierten en parte la recentralización que emprendió Fidel Castro en 2004, tras una tímida apertura en los 90. "¿Hay ahora una verdadera estrategia, voluntad de hallar soluciones reales?", cuestionó el economista, que pidió anonimato.
Académicos cubanos advierten de excesivos controles sobre los nuevos pequeños negocios, la falta de un mercado mayorista de insumos y de estímulo a la inversión extranjera.
El economista opositor Oscar Espinosa, por su parte considera que no se debe intentar reformar el socialismo sino sustituirlo.

"El Congreso tendrá un telón de fondo penoso: el despido de medio millón. Lo propuesto son cambios para no cambiar nada, muy limitados. Lo que urge no es la actualización del modelo sino su sustitución por otro en que se libere la fuerza productiva y avance la propiedad privada", estimó Espinosa.

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