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domingo, 7 de junio de 2015

La Opep apuesta a su “influencia determinante” para enfrentar al petróleo de esquisto de EE UU

(Viena,  junio. AFP).- La OPEP perdió hace tiempo su hegemonía, pero mantiene una influencia fundamental sobre los precios frente al formidable desafío del petróleo de esquisto norteamericano, según varios analistas.
El viernes, la Organización de Países Exportadores de Petróleo decidió seguir produciendo en abundancia para no ceder más terreno ante esta industria puntera y reactiva, que en el último año supo reducir rápidamente su umbral de rentabilidad hasta el nivel actual de las cotizaciones, en torno a los 60 dólares el barril.
La OPEP extrae actualmente alrededor del 30% del crudo mundial, cuando hace 35 años era el 50%. Y la gran pregunta del momento es si el cártel sigue siendo el productor clave (swing producer, según la jerga del sector) capaz de dirigir el mercado del crudo con sus decisiones.
Según varios analistas consultados por la AFP, la OPEP, por su carácter político, conserva una influencia determinante frente a una industria estadounidense muy fragmentada.“En teoría, Estados Unidos podría convertirse en el productor decisivo. Pero en la práctica le va a ser muy difícil, porque cada compañía hará lo mejor para ella”, bombeando al máximo, “y no lo mejor para la industria norteamericana del petróleo en su conjunto”, incide Fawad Razaqzada, analista para la plataforma web FOREX.com.“El mercado norteamericano no actúa como un bloque único, y está extremadamente fracturado. Hay algunas empresas grandes, pero también hay muchas pequeñas, en especial en el sector del petróleo de esquisto”, explica Jason Schenker, presidente de la consultora Prestige Economics, con sede en Austin (Texas).
“El cártel está perdiendo cierta influencia respecto al mercado petrolero estadounidense, y en menor medida respecto a Rusia, pero sigue siendo una fuerza dominante, eso sí, no tan poderosa como antes”, añade.
“Según parece, los comentarios del ministro saudí Ali al Naimi siguen dominando los mercados, con sus comentarios esta semana acerca de un posible aumento de la demanda y una ralentización de la oferta de crudo”, incide Myrto Sokou, de la consultora londinense Sucden Financial. “La OPEP tiene todavía una influencia muy significativa sobre los precios actuales”.
En el último lustro, la industria en Estados Unidos aprovechó el panorama de precios altos reinante hasta mitad de 2014 para desarrollar la producción de este petróleo no convencional, extraído de las rocas por fracturación hidráulica, mediante la inyección de una mezcla de agua, arena y productos químicos.
Actualmente, Estados Unidos produce unos 5 millones de barriles diarios de este tipo de petróleo, sobre un total superior a los 9 mbd, lo que lo hace menos dependiente de las importaciones del resto del mundo. No obstante, con su estrategia, la OPEP ha logrado en los últimos meses frenar la progresión de la producción norteamericana.

Una reacción tardía

El secretario general de la OPEP Abdallah El Badri reconoció esta semana que “el petróleo de esquisto es un fenómeno que va a seguir con nosotros”, y por eso los países miembros han decidido afrontar con pragmatismo el desafío norteamericano.
El viernes mantuvieron así su techo oficial de producción en 30 mbd (en realidad superado en la práctica), confiando en que la demanda será fuerte, gracias a los bajos precios en este momento.
El nivel actual de precios está por debajo de lo que necesitan los miembros del cártel para equilibrar sus presupuestos nacionales. Y si bien las monarquías del Golfo pueden permitírselo gracias a una balanza de cuenta corriente que sigue siendo robusta, otros están sufriendo más.
“Los seis próximos meses serán extremadamente dolorosos para algunos miembros como Venezuela, Irak, Libia y Nigeria, que afrontan problemas inmediatos de flujo de capitales, aunque el resultado final, previsiblemente, serán unos precios más altos”, comentan en una nota los analistas de Energy Aspects.
“Preferimos mantenernos en el nivel de confort de precios, por encima de los 100 dólares el barril, lo cual favoreció el desarrollo de estos campos de petróleo no convencionales”, abundó su par venezolano, Asdrúbal Chávez.Parte de la culpa, afirmaron esta semana los ministros iraquí y venezolano, la tiene el propio cártel, pues según dijo el representante de Bagdad, Adel Abdel Mahdi, “tardamos dos años en evaluar el alcance del petróleo de esquisto, por eso fue casi un shock”.
A corto plazo, advierte Christopher Dembik, analista de Saxobank, “hay pocas opciones de que el barril alcance el umbral de 40 dólares necesario para terminar con la sobreabundancia de la oferta”, con lo que es de esperar para este año “un barril a entre 50 y 70 dólares”.
La del petróleo de esquisto es una “revolución formidable en Estados Unidos”, remacha el consejero delegado de Chevron John Watson, por lo que este tipo de crudo “será en cierta medida un mecanismo de equilibrio en los próximos años”.