Tras cuatro años de reforma financiera los banqueros españoles defienden que el saneamiento del mapa bancario del país está prácticamente concluido. Ahora bien, insisten también en que el ajuste no debe terminar ahí. Algunos de los ejecutivos que intervienen estos días en el XX Encuentro del Sector Financiero, organizado por ABC y Deloitte en colaboración con Sociedad de Tasación y Oracle, así lo reclaman. El consejero delegado de Banco Santander, por ejemplo, ha exigido este lunes al conjunto de entidades financieras del país una reducción de los precios del crédito y de los depósitos. Y Juan María Nin, vicepresidente y consejero delegado de CaixaBank, un ajuste adicional en la capacidad instalada del sector.
Nin ha cifrado en el 25% la reducción de la red de oficinas hecha por las entidades españolas en los últimos años. Sin embargo, el banquero cree que ese ajuste en el número de sucursales debe alcanzar el 35% de las instaladas. El presidente de Banco Popular, por su parte, ha estimado ese adelgazamiento en el 30%. Como fuere, y como ya informó ABC, ese ajuste sigue en marcha y se espera que al final del mismo la banca española haya reducido su plantilla en unos 50.000 trabajadores. "El resto es la rentabilidad: no es bueno tener un sistema reestructurado pero que no sea rentable", ha avisado Nin, quien ha explicado que La Caixa, tras la adquisición de Banco de Valencia y la integración de Banca Cívica, el obejtivo del banco catalán es precisamente el control de costes y el crecimiento, sobre todo en aquellas regiones o autonomías donda la entidad tiene ahora una menor presencia.
Sáenz, por su parte, ha pedido a sus colegas una rebaja de los precios de los depósitos pero también de los préstamos, así como una reducción de costes estructurales. El "número dos" de la entidad presidida por Emilio Botín ha recordado que el banco cántabro ha hecho saneamientos en los últimos cuatro años por unos 60.000 millones de euros y un aumento de capital de 20.000 millones. Tras eso, el Santander, ha dicho, Sáenz, confía en obtener en el plazo de tres o cuatro años una "fuerte recuperación de los beneficios", y que sus unidades de negocio en España y Portugal vuelvan a las ganancias. "Tenemos oportunidades claras de crecimiento en todos los mercados", ha dicho Sáenz.
