Las heridas que Donald Trump ha causado en la larga carrera para conseguir la nominación republicana a la Casa Blanca están empezando a pasarle factura. Los dos últimos presidentes conservadores, George Bush padre e hijo, no van a respaldar al magnate en la lucha por la Casa Blanca. Los principales referentes del partido, como el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, muestran públicamente sus reservas y la desafección es creciente. Líderes republicanos de origen hispano también han manifestado su rechazo a Trump, cuyo discurso contra los inmigrantes ha sido clave en su campaña.
Entre estos líderes republicanos de origen hispano destaca Ileana Ros-Lehtinen, una congresista de Florida con fuerte arraigo en la comunidad latinoamericana y que ya ha anunciado que no votará a Trump. Esta posibilidad fue avanzada por el Miami Herald, que añadía que Carlos Curbelo, otro político conservador con peso en el sur de Florida, podría seguir el mismo camino. “En estas elecciones no voy a apoyar ni a Donald Trump ni a Hillary Clinton”, ha afirmado la congresista.
Ros-Lehtinen y Curbelo apoyaron inicialmente a Jeb Bush, el exgobernador de Florida, en la carrera presidencial, pero cuando este renunció debido a sus pobres resultados en los primeros Estados que celebraron primarias, decidieron respaldar a Marco Rubio, el senador de origen cubano. Este apoyo, sin embargo, sirvió de poco, ya que Rubio fue barrido por Trump en las primarias de Florida (el magnate se impuso en todo el Estado excepto en Miami), lo que obligó al joven político a dejar también la carrera por la nominación republicana.
El senador Marco Rubio sí tiene previsto apoyar al aspirante republicano
Desde que se produjo esta renuncia, a mediados de marzo, Rubio se ha mantenido en un segundo plano. No obstante, sí ha dejado claro que él, a diferencia de otros republicanos de origen cubano, tiene previsto apoyar al candidato republicano que salga elegido, sea quien sea. Este hecho ha alimentado especulaciones sobre la posibilidad de que Rubio fuera como vicepresidente en la candidatura de Trump en la batalla final por la Casa Blanca. Esta elección supondría en cierta manera una reconciliación de Trump con el establishment republicano y un guiño a la comunidad hispana de Estados Unidos, que mayoritariamente tiene una opinión muy negativa del magnate. Rubio, sin embargo, ha descartado cualquier opción de ir en la candidatura de Trump. “Yo no tengo ninguna intención de ser vicepresidente. Lo he dicho claramente. Siempre estoy buscando la manera de servir al país, pero no creo que vaya a ser como vicepresidente. Realmente no lo estoy buscando, no lo estoy pidiendo y no va a ocurrir”, dijo recientemente en una entrevista con Univision, la cadena hispana de Estados Unidos.
El rechazo de dirigentes republicanos de origen hispano a Trump es una muestra evidente de las dificultades que va a tener el magnate neoyorquino para buscar el voto de una comunidad que puede ser decisiva en las elecciones presidenciales de noviembre. La mayoría de la comunidad hispana de Estados Unidos (más de 50 millones de personas) se ha pronunciado en las encuestas contra Trump, que ha centrado sobre todo sus ataques contra los mexicanos, a los que ha identificado con traficantes de droga y violadores. EP