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jueves, 5 de abril de 2012

Un empresario estadounidense lleva 10 meses detenido en una cárcel de Bolivia, sin ser acusado de delito alguno

AP) — El empresario neoyorquino Jacob Ostreicher lleva 10 meses detenido en una de las cárceles más revoltosas de Bolivia sin ser acusado de delito alguno. Ha bajado más de 13 kilos (30 libras) ante la impotencia de no poder hacer nada mientras, asegura, observa cómo lo despojan de un negocio de producción de arroz en el que invirtió millones de dólares.

Luego de más de dos docenas de audiencias judiciales, los fiscales no han presentado evidencia que respalde sus sospechas de que el estadounidense de 53 años haya lavado dinero proveniente del narcotráfico.

Y esta semana, el juez principal se marginó del caso, lo que representa más semanas de demora.
“Esta es la estafa del siglo”, se queja vía telefónica Ostreicher, angustiado, desde la prisión de Palmasola. “Es como si me hubiese secuestrado gente amparada por la ley”.

La fiscal Jeanette Velarde se negó a hablar del caso con la Associated Press. Altos funcionarios bolivianos, por otro lado, no hay querido comentar el tema, si bien diplomáticos estadounidenses han intercedido a los niveles más altos para tratar de sacar a Ostreicher del laberinto legal en que se encuentra.

Los problemas comenzaron cuando Ostreicher, propietario de un negocio que instala pisos en Brooklyn, y un grupo de socios suizos decidieron invertir 25 millones de dólares en la compra de tierras para cultivar arroz en las llanuras orientales de Bolivia hace cuatro años.
 
Andre Zolty, uno de los inversionistas suizos, dijo que la idea vino de una abogada colombiana, Claudia Liliana Rodríguez, quien hizo para él algunos trabajos mientras ella era estudiante en Ginebra.

“Cometí un gran error al confiar en esa mujer Liliana”, expresó Zolty.

Parte de las tierras que Rodríguez compró para la empresa resultaron ser propiedad de Ozzie Dorado, hermano de un narcotraficante que en 2001 había escapado de una prisión brasileña y que, de acuerdo con los inversionistas, entabló una relación romántica y financiera con la abogada.

Cuando los inversionistas comenzaron a sospechar en el 2010 que Rodríguez los estaba estafando, enviaron a Bolivia a Ostreicher, quien hasta entonces había hecho visitas cortas, para poner las cosas en orden. Terminó despidiendo y demandando a Rodríguez.

El narcotraficante, Maximiliano Dorado, fue arrestado por la policía y deportado a principios de 2011 a Brasil, donde regresó a prisión. Había sido hallado culpable de narcotráfico, asesinato y lavado de dinero.

Rodríguez, de 32 años, subsecuentemente terminó presa en Bolivia, acusada de lavado de dinero y tráfico de drogas.
La mujer de 32 años no quiso acceder a una entrevista. Su abogado, Oswaldo Flores, dijo que su relación con Dorado era estrictamente comercial y que ella no sabía que era un narcotraficante cuando compró las tierras.

La conexión de Dorado con la empresa arrocera llevó a las autoridades hacia Ostreicher.

Durante la audiencia del 4 de junio en la que se ordenó el arresto del neoyorquino, la fiscal Velarde dijo que el estadounidense realizó varias inversiones con “capital de procedencia dudosa”
Pero mientras los meses se han extendido, los funcionarios nunca han generado la evidencia suficiente para justificar cargos formales y han ignorado información que sostiene lo contrario, según los inversionistas.
De acuerdo con una transcripción de la corte, Velarde dijo que Zolty era “investigado en Suiza y otros países por la presunta comisión de lavado de activos producto de la venta de estupefacientes”.

El año pasado, Zolty obtuvo una carta de la policía federal suiza que indicaba que no enfrenta investigaciones por actos delictivos. The Associated Press confirmó su autenticidad y contactó a la policía de Nueva York, que dijo no haber hallado antecedentes de Ostreicher.

Velarde dijo a la AP el mes pasado que el caso sigue en una “fase preparatoria” debido a que espera los registros bancarios de Suiza, Argentina y Estados Unidos que detallan las participaciones de los accionistas.

Ostreicher y Zolty aseguran que han proporcionado todos sus registros bancarios, que en el caso de Ostreicher son más de 1.000 documentos.

El neoyorquino indicó que desde su detención, cerca de 18.000 toneladas métricas (40 millones de libras) del arroz de su empresa han sido decomisados en nombre de Dircabi, la agencia gubernamental que administra activos congelados en investigaciones delictivas.
“Y nadie sabe dónde está ni quién se quedó con el dinero ni por cuánto fue vendido”, dijo Ostreicher.

Se emitieron órdenes de arresto en enero para los tres hombres acusados de falsificación de documentos en el caso. Entre ellos se encuentra un ex empleado de Dircabi que presuntamente falsificó una carta que autorizaba el decomiso del arroz. El director regional de la agencia ha sido suspendido y se encuentra bajo investigación.

Ostreicher dijo que su único delito fue haber sido ingenuo al creer que se podían hacer negocios legítimos en Bolivia.
 
Ya lidiaron con cinco abogados y dos jueces, les retuvieron más de 15.000 hectáreas de tierra y les confiscaron y vendieron arroz por valor de más de 4 millones de dólares. Los honorarios de sus abogados ya llegan a los 500.000 dólares.

“La injusticia que han cometido con él lo está consumiendo”, dijo sobre Ostreicher su esposa Miriam Ungar, de 47 años. “No puede quedarse quieto. Va y viene en su celda de cinco pies (1,5 metros) todo el día. No puede dormir de noche”.

Fuma un cigarrillo tras otro y dice que a menudo se queda mirando fijo una página por varias horas cuando trata de leer. Pero al menos tiene su propia celda en una prisión con 3.500 reos. Ostreicher hace lo que puede por evitar a los matones que dirigen las cosas en el interior de la cárcel de Palmasola, donde, según relata, es el único estadounidense detenido.

En su condición de judío ortodoxo, Ostreicher sigue una dieta kosher, una opción que no ofrece la cafetería del penal. Pasa días sin comer carne y dice que planea declararse en huelga de hambre el 14 de abril, cuando termine la Pascua Judía.

“Lentamente se está volviendo loco”, se lamenta su esposa.

Pocos países de la región se encuentran por debajo de Bolivia en las listas con índices de corrupción de Transparencia Internacional y grupos defensores de los derechos humanos aseguran que los sobornos y juicios arreglados son comunes en el sistema legal del país. El año pasado, cinco fiscales bolivianos fueron despedidos por irregularidades que incluyeron presunta corrupción, informó el Ministerio del Interior. Actualmente, 15 fiscales se encuentran bajo investigación.

El poder judicial también sufre de una desorganización y una escasez de jueces.

En septiembre, un juez ordenó la liberación de Ostreicher, sólo para retractarse una semana después al decir que se equivocó. Ese juez fue posteriormente promovido y el caso fue asignado a un nuevo juez.

Luego, el lunes 2 de abril, el nuevo juez se retiró del caso diciendo que Rodríguez lo acusó en documentos en la corte de favorecer a Ostreicher a sus expensas. Otro problema se suma a los retrasos: los jueces de la corte enfrentan el doble de la carga de trabajo normal debido a que muchos puestos judiciales siguen sin ser cubiertos.

El gobierno estadounidense ha tratado de interceder a favor de Ostreicher pero no tiene mucha influencia en vista de que su embajador fue expulsado en el 2008 acusado de incitar a la oposición del presidente Evo Morales.

La embajada de Estados Unidos informó a través de un comunicado que ha mantenido “contacto frecuente con funcionarios bolivianos del mayor nivel posible sobre el caso para (tratar de) garantizar que Ostreicher reciba el debido proceso”.

El comunicado agregó que funcionarios estadounidenses que han visitado a Ostreicher se encuentran preocupados por su salud.

David Choquehuanca, ministro boliviano del Exterior, reconoció haber recibido notas diplomáticas del Departamento de Estado de Estados Unidos pero no indicó si el gobierno boliviano ha actuado con base en ellas.

Cuando se le preguntó sobre el caso, el ministro del Interior Carlos Romero se limitó a decir que lo revisaría.
Si bien las inversiones en enormes proyectos de energía y minería bolivianos han incrementado recientemente, las inversiones en la industria agrícola ha sufrido debido a las disputas por propiedad de tierras y decomisos del gobierno de varias extensiones importantes.

“Los inversionistas nacionales e internacionales por igual tienen temor”, dijo Ronald Nostas, vicepresidente de la Federación Boliviana de Empresarios Privados.

Otro estadounidense que huyó en medio del problema por tierra es Roland Larsen, por mucho tiempo residente de Bolivia y a quien en 2010 le fue expropiado su hacienda ganadera de 15.000 hectáreas luego que las autoridades lo acusaran de explotar a sus trabajadores. Larsen aseguró que las acusaciones fueron inventadas. Ahora vive mayormente en Brasil, donde su hijo Dustin dijo que está remodelando un hotel a orillas del mar.

Dustin Larsen expresó su simpatía por Ostreicher, pero dijo que el neoyorquino claramente no estaba preparado para hacer negocios en Bolivia.

“Los estadounidenses tomamos todo al pie de la letra. Desafortunadamente, aquí uno no puede hacer eso”, dijo. “Muchos acuerdos han salido mal por estos rumbos”.