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miércoles, 9 de mayo de 2012

AFP: los “indignados” en España celebrarán su aniversario protestando en las calles


AFP) – Al cumplirse un año del surgimiento de las multitudinarias protestas de los “indignados”, que plasmaron el hartazgo social por la crisis en España, el movimiento, sobre un fondo de división, intenta mantener su impulso y vuelve a movilizarse.
Planea volver a ocupar las calles a partir del sábado hasta el 15 de mayo, día de su aniversario, en un momento en que España está en recesión, el desempleo alcanza una tasa récord de 24,44% y el gobierno lleva a cabo una dura política de ajuste para reducir el déficit.
“Siempre fue un movimiento dependiente de la crisis, un movimiento que nace con el paro juvenil, nace de las redes sociales”, explica a la AFP el sociólogo Fermín Bouza.
“Sigue habiendo muchísimo movimiento de gente”, asegura Noelia Moreno, de 30 años, que hace un año llegó desde Pamplona (norte) para participar en el campamento que durante un mes fue el símbolo de esta protesta en la Puerta del Sol de Madrid.
Reconoce sin embargo que “de cara a la opinión pública, el movimiento se ha diluido al no haber una cabeza visible”. “El movimiento sigue ahí, pero lo que pasa es que no está en la calle, está en internet, en las redes sociales”, dice.
Para el sábado convocaron movilizaciones en 80 ciudades españolas y otras de todo el mundo, como París, Atenas, Nueva York o Rio de Janeiro.
En Madrid las autoridades les permitirán manifestarse en la Puerta del Sol durante cinco horas el sábado y diez el domingo, el lunes y el martes. Sin embargo, ya advirtieron que no les dejarán acampar y prevén desplegar entre 1.500 y 2.000 antidisturbios con motivo de este aniversario.
El 15 de mayo de 2011 lo que iba a ser una pequeña manifestación para protestar contra la crisis, los políticos y los abusos del capitalismo, acabó convirtiéndose en un masivo movimiento, que tuvo su imagen más internacional en el campamento de Sol.
“Sabíamos que iba a venir gente, pero no tanta”, recuerda Jon Aguirre Such, de 27 años, miembro de la asociación Democracia Real Ya, convocante de aquella protesta.
Desde entonces “la organización ha sido insuficiente: el resultado, múltiples grupos relativamente desconectados entre sí”, explica Antonio Alaminos, catedrático de sociología de la Universidad de Alicante.
Su principal punto débil, según Alaminos, es “la dificultad de organizar o vertebrar una protesta sin ideología concreta y producto sólo del malestar económico y social”, cuyos principales logros fueron acciones como las campañas contra los desalojos o acciones para evitar la detención de inmigrantes irregulares.
“En algún momento ese movimiento se va gastando a sí mismo, quizás porque tiene posiciones excesivamente utópicas. Pasa de posiciones muy realistas, muy próximas al sentido común de la gente, a posiciones bastante utópicas”, explica Bouza.
Horizontal y apartidista, el movimiento empezó a mostrar sus limitaciones en la toma de decisiones con asambleas donde cualquier iniciativa debía aprobarse por consenso, dificultando su acción.
El intento de un grupo de sus fundadores de crear una asociación acabó con una división interna entre los más “prácticos” y los más “utópicos”.
“Una estructura totalmente horizontal no era operativa, pero una asociación no es más vertical: es más práctica”, considera Fabio Gándara, uno de los fundadores de Democracia Real Ya e impulsores de la idea de transformar el movimiento en asociación.
“Quizás el sector más radical del 15M, que lo hay, no esté de acuerdo“, dice Noelia, para la que “es algo que se tendría que haber hecho hace tiempo”.
“Tienen que buscar una línea central, por un lado, los utópicos, más cercanos a la extrema izquierda, por tanto más limitativos del alcance del movimiento porque lo reducen a un margen, y por otro, los prácticos, los que lo concretan en acciones del tipo antidesahucio”, explica Bouza.
“Esos dos extremos, el ideológico y el práctico deberían pactar y encontrar un punto en común para hacer un movimiento sólido que pudiera realcanzar alguna popularidad y ser útil a todos”, añade el sociólogo, para el que el movimiento necesita un nuevo impulso.
“No creo que haya desaparecido. Está esperando a que alguien lo resucite con criterios más posibilistas, pero no puede desaparecer algo tan potente como era eso”, sentencia.