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lunes, 21 de enero de 2013

CIENCIA Y TECNOLOGIA

Algunos insectos disponen de un mecanismo sofisticado para contar

Científicos del Institut Cavanilles de Biodiversitat i Biologia Evolutiva de la Universitat de València (UV) y de la Universidad de Oxford han descubierto, en un trabajo publicado en la revista 'Frontiers in Psychology', que el conocido como escarabajo de la harina (Tenebrio molitor) es capaz de contar el número de machos rivales con los que compite por una hembra antes de aparearse y lo hace utilizando una habilidad cognitiva que se creía exclusiva de los vertebrados, informa la institución académica valenciana. 

Los machos de esta especie de coleóptero se enfrentan a una dura competición por fecundar a las hembras ya que, tras el apareamiento, corren el riesgo de que otros machos rivales copulen con la misma hembra y desplacen su esperma por completo, mediante una estructura especializada que presentan en su pene. 

Para que el esperma de un macho esté a salvo, es decir, quede almacenado por la hembra, hacen falta entre siete y diez minutos, un período clave en el que el escarabajo de la harina permanece alerta y dedica más o menos tiempo a guardar a la hembra según la cantidad de competidores que haya en las inmediaciones, explican responsables del trabajo en un comunicado. 

"Cuando hay pocos rivales y el riesgo de que un segundo macho desplace su esperma es muy bajo, los machos abandonan a la hembra a los pocos segundos de terminar la cópula para buscar alimento u otras hembras", expone Pau Carazo, investigador principal del estudio en el que han participado Enrique Font y Reyes Fernández-Perea. 

Sin embargo, conforme se incrementa la densidad promedio de machos en las inmediaciones y el riesgo de que la hembra se aparee con un segundo macho se va incrementando, los machos van aumentando, a su vez, el tiempo que permanecen con la hembra tras la cópula -denominado 'guarda de pareja'- con el fin de evitar que esta copule con otros machos y asegurarse de que su esperma no se pierde. 

Habilidad compartida con los vertebrados 

Los resultados de experimentos recientes, como los publicados por este mismo grupo de la Universitat de València en 2009, ya habían puesto de manifiesto que algunas especies de insectos son capaces de estimar el número de objetos de un grupo de forma aproximada. 

Esta habilidad resulta muy ventajosa en multitud de contextos, por ejemplo, cuando una insecto tiene que decidir qué planta visitar es muy beneficioso saber cual contiene más flores. Sin embargo, se pensaba que los mecanismos cognitivos que los insectos empleaban para estimar el número de objetos en un grupo tenían poco que ver con lo que entendemos normalmente por contar. 

En el ejemplo anterior, la planta con mayor número de flores también tendrá más cantidad de color, o una mayor superficie floral, y se consideraba que los insectos se basaban exclusivamente en este tipo de variables continuas para estimar el número de objetos en un grupo apuntan. 

El trabajo de la Universitat de València, sin embargo, sugiere que los escarabajos de la harina son capaces de determinar el número de individuos en un grupo sin utilizar variables continuas; reconocen individualmente a cada individuo y acumulan en su memoria el número de individuos distintos que se encuentran para valorar el número total de ellos presentes en su entorno más inmediato. 

Este hallazgo tiene un alcance mayor que la mera curiosidad. "En los últimos años, se ha descubierto que los caracteres cognitivos básicos que nos permiten contar --y que subyacen a nuestras capacidades matemáticas-- son compartidos con muchas otras especies de vertebrados y, ahora, de invertebrados, lo que hace suponer que podrían ser comunes a todos ellos y que, probablemente, estén mucho más extendidos de lo que se sospechaba", apunta Carazo. 

La capacidad descubierta en los escarabajos de la harina, y que reúne las características de lo que se denomina proto-counting, se distingue de lo que entendemos por contar en humanos porque no implica un concepto abstracto de número. "Este permitiría generalizar el mismo principio a cualquier objeto, e incluso, a grupos de objetos distintos y no únicamente a individuos de su misma especie, como en el caso del escarabajo de la harina", clarifica el científico.
EP