(Washington, 20 de enero. AFP) - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pronunciará este martes un discurso ante el Congreso centrado en la economía estadounidense, pero la presencia de Alan Gross, liberado por Cuba, sugiere que el acercamiento con La Habana no pasará por debajo de la mesa.
A dos años de su salida de la Casa Blanca, el mandatario resume la voluntad de su partido Demócrata de aumentar la presión fiscal sobre el 1% más rico para financiar nuevos planes de ayuda a la clase media.En su tradicional discurso sobre el Estado de la Unión en el Capitolio a las 21H00 (02H00 GMT del miércoles), Obama se apoyará en los buenos indicadores económicos-desempleo por debajo del 6% y el mayor crecimiento en 11 años- para presentar una ambiciosa reforma fiscal que difícilmente los legisladores opositores aceptarán.
“Los 400 contribuyentes más ricos pagaron en promedio 17% de impuestos en 2012, menos que las familias de clase media”, explicó la Casa Blanca, en un adelanto del discurso presidencial.
Denunciando un código impositivo “injusto”, la Casa Blanca señala que 80% del impacto de las medidas caerían sobre el 0,1% más rico -aquellos que ganan más de 2 millones de dólares anuales.
Obama ya dio algunas ideas de sus prioridades para invertir los frutos de la recuperación económica y más impuestos a los ricos: facilitar acceso a la propiedad, mejorar el acceso a Internet de alta velocidad y la gratuidad de los “community colleges”, centros universitarios de formación corta.
Pero de inmediato la idea fue desechada por los adversarios políticos del presidente. “Esta no es una medida seria”, dijo Brendan Buck, vocero del congresista Paul Ryan, excandidato a vicepresidente.
En las rudas negociaciones que se avecinan, el presidente recordó a sus adversarios que puede usar el veto para rechazar las leyes que lleguen a su despacho.
Además, en unos pocos meses Obama ha usado al máximo sus facultades presidenciales para dictar políticas unilateralmente, como al anunciar una nueva política hacia Cuba o decretar medidas para regularizar temporalmente a unos cinco millones de inmigrantes.
Alan Gross en la sala
El discurso del estado de la Unión, el más relevante del calendario político en Estados Unidos, tradicionalmente se concentra en temas internos.
Alan Gross, un contratista que estuvo preso cinco años en Cuba y fue liberado el 17 de diciembre, día de los anuncios de reconciliación, será uno de los invitados de honor del presidente y de la primera dama Michelle Obama en la ceremonia.Pero el acercamiento con Cuba, que deja atrás medio siglo de enemistades entre ambos países, debería tener un lugar relevante en el discurso presidencial.
Tradicionalmente la Casa Blanca selecciona invitados especiales que el presidente puede destacar en su discurso como forma de poner de relieve sus políticas con ejemplos concretos.
Coincidencia o no, Estados Unidos y Cuba empezarán el martes dos días de negociaciones de alto nivel en La Habana para trazar la hoja de ruta de la normalización de lazos bilaterales y la reapertura de embajadas.
La nueva senadora por Iowa (norte) Joni Ernst pronunciará la respuesta al presidente a nombre del partido Republicano, después del discurso de Obama.
Tras la derrota electoral de noviembre, Obama se dirigirá a dos Cámaras totalmente controladas por los legisladores opositores, una novedad en sus seis años en la Casa Blanca.
Pero aún así, Obama vive un ligero aumento de su popularidad.
Según una encuesta de la cadena televisiva ABC y el diario Washington Post publicada el lunes, 50% de los estadounidenses aprueban la forma como dirige el país (44% están en desacuerdo). La recuperación económica explica, en gran parte, esa nota, la más alta en un año y medio.
Hace tres meses, 27% confiaba que la economía tenía buena salud. Ahora 41% tiene esa opinión.