Francia rindió tributo el viernes a las 130 personas que murieron hace dos semanas en los ataques perpetrados por hombres armados islamistas y atacantes suicidas en París, en la peor masacre que la nación ha vivido desde la Segunda Guerra Mundial.
Banderas blancas, rojas y azules ondeaban en las ventanas de casas y edificios públicos mientras cientos de sobrevivientes y familiares de las víctimas, en su mayoría jóvenes, se unían a los líderes políticos para una ceremonia conmemorativa en el museo militar Les Invalides en la capital francesa.
Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de los ataques del 13 de noviembre en cafés, restaurantes, un estadio y una sala de conciertos. Más de 350 personas resultaron heridas, de las cuales casi 100 siguen hospitalizadas.
Bajo un cielo invernal, se leyeron los nombres y las edades de las 130 víctimas. La mayoría tenía menos de 35 años y procedían de lugares de toda Francia y de otros 17 países.
En un discurso emotivo pero desafiante, el presidente Francois Hollande prometió destruir a Estado Islámico e instó a sus compatriotas a ayudar a combatir el grupo yendo a bares, restaurantes y eventos culturales y deportivos y disfrutando de los placeres simples que, dijo, los militantes odiaban.
"Les prometo solemnemente a todos ustedes que Francia hará todo para derrotar al ejército de fanáticos que han cometido estos crímenes, que (la nación) actuará incansablemente para proteger a sus hijos", declaró Hollande durante la ceremonia.
El mandatario dijo que los ataques eran parte de una cadena que se remontaba a los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, y destacó que muchos otros países, incluyendo a Mali y a Túnez, habían sido víctimas de los grupos militantes.
La mayoría de los atacantes en París se inmolaron usando chalecos suicidas o murieron a manos de la policía, pero las autoridades francesas y belgas continúan buscando a otros sospechosos de estar involucrados o de planear nuevos ataques.REUTERS