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jueves, 10 de mayo de 2012

CIDH denuncia "alarmantes" índices de violencia carcelaria en Venezuela


Las cárceles del continente son escenario frecuente de una "violación sistemática" de los derechos humanos, con problemas crónicos como hacinamiento, falta de servicios básicos y corrupción, afirmó este jueves la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Tras "décadas de desatención del problema carcelario por parte de los sucesivos gobiernos (...) y de la apatía de las sociedades", en las prisiones de la región imperan "la arbitrariedad, la corrupción y la violencia", según el primer informe divulgado por la CIDH sobre el estado de las cárceles.

La Comisión, órgano independiente de la Organización de Estados Americanos (OEA), advirtió que cuando las cárceles no reciben la atención ni los recursos necesarios, "se convierten en escuelas de delincuencia y comportamiento antisocial, que propician la reincidencia en vez de la rehabilitación".

El hecho de que los presos están en "una situación de especial vulnerabilidad, aunado a la frecuente falta de políticas públicas al respecto, ha significado frecuentemente que las condiciones en las que se mantiene a estas personas se caractericen por la violación sistemática de sus derechos humanos", señaló.

Pero el problema más grave sigue siendo el hacinamiento, que afecta a "la absoluta mayoría de los países de la región".

Los altos índices de violencia carcelaria son preocupantes, dijo la CIDH, que destacó el caso de Venezuela, donde los niveles serían "alarmantes", con 1.865 muertos y 4.358 heridos a causa de motines, riñas y peleas entre 2005 y 2009.

Pero la Comisión recordó que ha denunciado también hechos graves de violencia desde 2004 en otros países, como Brasil, El Salvador, República Dominicana, Guatemala, Honduras, Argentina y México.

La utilización de la tortura es empleada con fines de investigación criminal en países como México, Paraguay, Ecuador y Brasil, aunque el "ejemplo paradigmático" en la región es la cárcel estadounidense en Guantánamo, en la isla de Cuba.


AFP