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martes, 28 de febrero de 2012

Marciano tilda a Capriles Radonski de “tener actuaciones de beligerancia y de agresividad”


Marciano en su columna “Piedra de Tranca” de hoy martes, publicada en la versión digital del Diario Vea, señala que hoy en día un medio sirve para “revelar o para encubrir”, siendo relativamente fácil “enmascararse en la política”.
Asimismo, alega que la necesidad “de unir a los venezolanos” no es suficiente debido a las divisiones que existen en el país y que muchos quieren culpa a Chávez “de generarla”.
También hizo referencia a Capriles Radonski y aseguró que “cada una de sus actuaciones ha estado signada por la beligerancia y la agresividad”.
De esta manera, manifestó que se está en la presencia de la política de la “mosquita muerta”. La política de “tirar la piedra y esconder la mano”. La política de “el lobo con piel de cordero”.
A continuación lea la columna completa:
ES RELATIVAMENTE FÁCIL enmascararse en política. Siempre lo fue. Pero ahora lo es con mayor razón. Porque lo mediático es determinante. Ya que el medio sirve para revelar o para encubrir. Este escribidor considera que lo que hoy ocurre en el país constituye un buen ejemplo de lo que trato de decir, que no es otra cosa que colocar en su sitio lo que se ventila con miras a las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre.
Por un lado, la conveniencia de debatir, en concreto, las posiciones políticas e ideológicas de cada sector y candidato, o eludir la discusión. Hacerlo, por ejemplo, con argumentos banales como el de la necesidad de “unir a los venezolanos”, en términos abstractos, como si no hubiera suficientes motivos para que exista tal división. Como si ésta la generó Chávez, y no estuviera presente a lo largo de nuestra historia. Como si antes de Chávez los elementos determinantes en la división social, política y económica, soslayada e ignorada por quienes dominaban el escenario, sólo fueran ficción.
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POR OTRO LADO está la supuesta actitud conciliadora y respetuosa que el candidato Capriles pretende asumir. Digo pretende porque nada más falso que el candidato de AD, COPEI y derivados, represente la conciliación y el respeto en el actual proceso. Su pasado es la negación de tal propósito. Cada una de sus actuaciones ha estado signada por la beligerancia y la agresividad.
Su lenguaje siempre fue de barricada, o mejor, de guarimba, y si ahora no lo utiliza -por razones tácticas-, quienes lo apoyan, los que lo rodean, el aparato comunicacional asesorado por expertos en guerra sucia, se encarga de difundir miserables mensajes contra el adversario. Eso sí, evitando siempre dar la cara; colocando la piedra en mano ajena para lanzarla, como en el caso de la salud del Presidente, que mientras la red social que su equipo controla se dedica a divulgar versiones necrofílicas, él le desea larga vida. En síntesis: La consagración de la hipocresía.
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ALGO MÁS: SIN DUDA que lo que cuenta a partir de ahora es lo que el chavismo llama “debate de las ideas”. Precisamente lo que el equipo de Capriles pretende evadir a toda costa. Colocar en ese nivel el debate, y lograrlo -no importa que el candidato del puntofijismo reciclado se empeñe en no darlo-, es tarea esencial de Chávez.
Para eso hay que evitar caer en las provocaciones. Ocurre con los llamados insultos, los cuales sólo se destacan si provienen del chavismo o de su líder, y se silencian o justifican cuando proceden de la oposición. ¿O acaso los ataques virulentos contra Chávez, las mentadas de madre, las reiteradas ofensas a su familia; las infamias contra ministros, dirigentes del PSUV y altos mandos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, no son insultos? ¿Acaso los editoriales y las informaciones de algunos medios -resteados con Capriles-, plagados de agravios contra los chavistas y en especial contra el Presidente, no son insultos? Es la política de la “mosquita muerta”. La política de “tirar la piedra y esconder la mano”. La política de “el lobo con piel de cordero”.
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Y LA MEJOR MANERA de desenmascarar esa política, de quitarle la piel de cordero, de atraparla con las manos en la masa -como cuando el candidato asaltaba embajadas o guarimbeaba en los años 2002-03-, de evidenciar su monumental ignorancia personal, su ignara condición, es obligándolo a debatir en torno a los grandes temas nacionales, a contrastar lo que él representa y lo que son aquellos que lo apoyan. ¡Con eso basta!-