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lunes, 22 de junio de 2015

INTERNACIONALES

Tsipras acepta subir impuestos y recortar algunas pensiones

Después de un inquietante silencio el sábado, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, se dedicó el pasado domingo a llamar por teléfono a varios líderes europeos como anticipo a la sucesión de reuniones que se han preparado para hoy que no será menos frenética. Se trata de una cumbre de jefes de Gobierno que ha sido definida como la de «la última oportunidad» precisamente porque es la primera vez que se puede decir que el caso griego está realmente frente al abismo.
Pulse para ver el videoTsipras dijo el domingo a la canciller alemana, Angela Merkel, y al presidente francés, François Hollande, que vendrá a Bruselas con una nueva propuesta «para una solución definitiva» de la crisis griega. Algunos, como el italiano, Matteo Renzi, se lo tomaron al pie de la letra y dijeron que ya vislumbran «las condiciones para un acuerdo» en la cumbre extraordinaria de la zona euro. Otros son mucho más escépticos sobre las posibilidades de que esta reunión de urgencia pueda hacer milagros. Merkel y Hollande instaron ayer a Tsipras a que haga propuestas muy concretas y no espere un «acuerdo político» milagroso.
Mientras, en el seno del Consejo, cuando se les pregunta a los funcionarios las razones por las que el presidente, Donald Tusk, ha convocado esta cumbre de la zona euro tres días antes de otra cumbre de toda la UE en la que los líderes volverán a reunirse en la misma sala, responden que «seguramente es para tener una nueva opción el jueves» si no hay acuerdo hoy lunes.
Si hay que hacer caso a lo que dice Tsipras, la propuesta de la que el domingo informó a Merkel, Hollande y Juncker contiene todos los ingredientes para sacar del atolladero a la zona euro. «El primer ministro presentó a los tres líderes el plan griego para un acuerdo mutuamente beneficioso, que supondrá la solución definitiva y no un aplazamiento del problema». El lenguaje del comunicado oficial del Gobierno heleno recuerda el de anteriores situaciones similares y, en todo caso, indica que Tsipras no está interesado en negociar un nuevo rescate ni en aceptar una prolongación del actual como prefieren los demás socios.
El domingo por la tarde, el Gobierno griego anunció que Tsipras se reunirá personalmente con los representantes de la vieja troika, las ahora llamadas «instituciones acreedoras», la Comisión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). También estará presente el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, a pesar de que él debe estar también presidiendo la reunión de los ministros de Economía y Finanzas de la moneda única que, según los usos habituales, debe preceder a la de los jefes de Estado o de Gobierno para preparar los acuerdos desde un punto de vista más técnico.
El anuncio de esta reunión puede interpretarse como una concesión de Tsipras a la exigencia de que cualquier solución debe ser aprobada antes por las instituciones y por el Eurogrupo. El primer ministro populista heleno ha pretendido desde el principio someter las condiciones que quiere alcanzar (la reestructuración de la deuda y margen presupuestario para poder decir que se ha terminado la política de austeridad) a un acuerdo político de los demás presidentes. La carta de convocatoria de la cumbre extraordinaria ya excluía claramente que esta opción estuviera abierta. Donald Tusk dejó bien claro que un eventual acuerdo debe pasar antes por el Eurogrupo y que el objetivo de la convocatoria es garantizar que todos sean «conscientes de las consecuencias de sus decisiones».

El socorro del BCE

La reunión de los ministros de los 19 países del euro se celebrará en Bruselas. Casi al mismo tiempo los miembro del BCE celebrarán un consejo por teleconferencia a petición del Banco Central de Grecia, asfixiado por la retirada masiva de depósitos bancarios. El viernes el BCE había decidido por segunda vez en una semana seguir apoyando al sector financiero griego con el último recurso que impide que la economía del país se colapse. Según la prensa griega, el volumen de dinero que se ha retirado en solo una semana se estima en unos 5.000 millones de euros. Los expertos consideran que el BCE mantendrá esta línea de asistencia solo mientras exista una perspectiva de solución o, lo que es lo mismo, mientras no se considere que es imposible llegar a un acuerdo con el gobierno de la izquierda radical instalado en Atenas.
El calendario no puede estar más cerrado. Puesto que el jueves no hubo acuerdo en el Eurogrupo (más bien todo lo contrario), es muy difícil que ni siquiera con una solución pactada hoy hubiera tiempo para transferir a Grecia el dinero que necesita para que el día 1 de julio pueda pagar los más de 1.500 millones que tiene que devolver al FMI. La directora gerente, Christine Lagarde, dijo que no podía aceptar ningún retraso, así que el plazo es definitivo. Si Grecia sacase de algún cajón ese dinero, le queda el vencimiento de los bonos que tiene el BCE el 20 de julio y cuyo impago significaría que se pondrían en marcha mecanismos irreversibles para los avalistas, España incluida.

Los puntos del plan

Estos son las partes del plan:
- Pensiones: ofrecen mayor rigor para frenar las jubilaciones anticipadas, pero se niegan a aplicar recortes en las prestaciones más modestas. Se les pide un ahorro de un 1% del PIB
- Impuestos: no aceptan el requerimiento de una subida general del IVA, pero prometen un aumento de la recaudación de las rentas más altas, incluidos los armadores, algunos impuestos en hostelería y una reforma del Estado para mejorar su control fiscal. La exigencia es que aumente la recaudación en un 1% del PIB
- Superávit primario: Tsipras promete llegar al 1% del PIB este año en lugar del 0,5% que hasta las instituciones habían llegado a aceptar.
- Deuda: La parte estrella de su propuesta es la reestructuración de la gigantesca deuda pública griega que, en el mejor de los casos, tardarán décadas en poder devolver. Propone que se anote en las cuentas del Banco Central Europeo. ABC