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sábado, 10 de marzo de 2012

Príncipe Enrique juega voley playa y rugby en Río de Janeiro


Príncipe Enrique juega voley playa y rugby en Río de JaneiroEl príncipe Enrique de Inglaterra jugó hoy voley playa y rugby con jóvenes de Río de Janeiro y participó en una carrera atlética, eventos deportivos que forman parte de su agenda durante una visita de tres días a Brasil.

El tercero en la línea de sucesión de la corona británica comenzó el día con su participación en una carrera atlética en el Aterro de Flamengo, un inmenso parque que bordea la bahía de Guanabara, y donde Enrique dio el banderazo de salida y corrió junto a los atletas aficionados que disputaron la prueba.

La carrera Sport Relief, de 1,6 kilómetros, reunió niños y jóvenes de organizaciones no gubernamentales, además de limitados físicos, estudiantes y deportistas paralímpicos, al igual que algunos deportistas que estarán en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Enrique llegó escoltado por una caravana de diez vehículos y después de terminar la carrera, sudando y bebiendo agua, intercambió palabras con los participantes.

Después de la carrera, Enrique recibió clases de voley playa, a cargo de los exjugadores brasileños de la modalidad, como Adriana Behar, Jaqueline, Carla y Pará, yparticipó de un partido de exhibición junto a niños y jóvenes del proyecto social Viva Volei, liderado por los exdeportistas.

El interés de Enrique por el voley playa obedece a que en los próximos Juegos Olímpicos de Londres esa disciplina se disputará en un escenario muy cercano al Palacio Real.

Enrique participó del partido luciendo un pantalón deportivo negro y una camiseta de la selección brasileña de fútbol con el número "11", que tiene como dueño en el equipo nacional al astro Neymar.

El príncipe pasó de alumno del voley playa a profesor de rugby, deporte que practica con frecuencia en su país y sobre el que compartió algunas enseñanzas con los jóvenes del proyecto "Río Rugbi".

El rugby se estrenará como deporte del ciclo olímpico en los Juegos de Río de Janeiro, en 2016.

EFE