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martes, 20 de noviembre de 2012

“Unas asambleas ‘pesuvizadas’ no pueden atribuirse el carácter de consultas ‘al constituyente’”


 En su columna publicada este martes en el diario El Nacional, el periodista Vladimir Villegas se refirió al debate sobre el segundo Plan Socialista de la Nación 2013-2019 y señaló que “se trata de una convocatoria que en la práctica es excluyente“.
“No se trata de que un opositor o un ciudadano común no perteneciente al chavismo pueda ir a una de esas reuniones e incluso tomar la palabra por dos o tres minutos. Es que el esquema de esas ‘consultas’ no permite más que saludos a la bandera, para que finalmente las propuestas sean sometidas a varios filtros que a la larga diluyen en generalizaciones las opiniones y las exigencias de quienes tengan el privilegio de tomar la palabra. Unas asambleas absolutamente “pesuvizadas” no pueden atribuirse el carácter de consultas “al constituyente”, es decir, al soberano”, expresó.
Por otra parte, Villegas comentó que “es necesario que se establezca una agenda real y completa para hablar de diálogo entre la oposición y el Gobierno Nacional. La reconciliación pasa necesariamente por medidas concretas (…) que permita el reconocimiento mutuo entre factores políticos inmersos en un largo enfrentamiento que ha dejado como doloroso saldo una sociedad más que dividida, con la pequeña diferencia de que quien tiene el poder en sus manos cuenta con las herramientas para finalmente imponer las reglas de juego”.
A continuación la columna completa:
Es un hecho totalmente positivo que ya estén avanzando las conversaciones entre el Gobierno y factores de la oposición, encabezados por el diputado Edgar Zambrano, para decretar un proceso de amnistía que favorezca a ciudadanos venezolanos presos y exiliados por razones políticas.
La reconciliación pasa necesariamente por medidas concretas, por señales inequívocas de que existe esa voluntad de iniciar un nuevo ciclo en el país, que permita el reconocimiento mutuo entre factores políticos inmersos en un largo enfrentamiento que ha dejado como doloroso saldo una sociedad más que dividida, donde ambos bloques son de alguna manera excluidos y a la vez excluyentes, con la pequeña diferencia de que quien tiene el poder en sus manos cuenta con las herramientas para finalmente imponer las reglas de juego, y sobre todo cuando se ha producido un resultado electoral favorable al Gobierno.
La amnistía es necesaria pero no suficiente para afirmar tajantemente que estamos en la senda real del diálogo, del entendimiento, del reconocimiento entre el oficialismo y la disidencia política. Es un clamor que los perseguidos puedan volver al país y que los presos por razones políticas salgan en libertad plena.
Pero, con todo lo que ello significa desde el punto de vista político y humano, hay que ir más lejos. Es necesario que se establezca una agenda real y completa para hablar de diálogo, y crear las condiciones de tiempo, espacio y forma para ello.
Por ejemplo, tal y como se ha venido produciendo el proceso de consultas asamblearias sobre el llamado Plan Socialista de la Nación, es imposible que pueda haber una participación real de quienes tenemos observaciones de forma y fondo.
Se trata de una convocatoria que en la práctica es excluyente, por mucho que se intente aparentar lo contrario. No se trata de que un opositor o un ciudadano común no perteneciente al chavismo pueda ir a una de esas reuniones e incluso tomar la palabra por dos o tres minutos.
Es que el esquema de esas “consultas” no permite más que saludos a la bandera, para que finalmente las propuestas sean sometidas a varios filtros que a la larga diluyen en generalizaciones las opiniones y las exigencias de quienes tengan el privilegio de tomar la palabra.
Unas asambleas absolutamente “pesuvizadas” no pueden atribuirse el carácter de consultas “al constituyente”, es decir, al soberano. Los militantes y amigos del Partido Socialista Unido de Venezuela son parte del soberano, pero no son “el soberano”.
Resulta cuando menos irritante escuchar a voceros políticos y colegas reporteros de los medios oficiales hablar de un “Plan de la Patria” que deja por fuera la opinión de millones de venezolanos, y que de paso hay que aceptar sin regañadientes como si fuera producto de un referéndum convocado bajo las condiciones mínimas que caracterizan las consultas democráticas establecidas en la Constitución. En la democracia, con o sin apellidos, la forma es parte del fondo.
Y en cuanto al fondo del asunto, nos resulta una total contradicción hablar de un “autogobierno” gobernado por Miraflores. Un poder popular bajo la forma de consejos comunales y comunas que esté sometido a un presupuesto manejado discrecionalmente por el Ministerio de las Comunas termina siendo una caricatura.
Cualquier modalidad de organización popular que promueva el autogobierno debería tener recursos asignados por Ley de Presupuesto, según criterios territoriales, poblacionales y no partidistas. Y no puede dejar como cascarones vacíos a gobernaciones y alcaldías nacidas del voto directo y secreto.
Y otro aspecto, aunque de forma, es el apuro. ¿Cuál es la prisa? ¿Será miedo a un debate de verdad?
Amnistía y diálogo nacional 
Por: Vladimir Villegas 
EL NACIONAL