Un juez puso en prisión a Carlos Chávez, presidente “histórico” de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) y tesorero de la Confederación Sudamericana de Fútbol, y ordenó el arresto domiciliario del secretario general de la FBF, Alberto Lozada. Con ello admitió la denuncia de la fiscalía, que tenía detenidos a ambos directivos desde el viernes, acusados de distintos cargos, entre ellos tráfico de influencias, estafa agravada por múltiples víctimas y crimen organizado.
La investigación que dio lugar a esta detención comenzó después de que, a fines de mayo, la justicia norteamericana acusara a losdirectivos de la FIFA de corrupción,y se supiera que la FBF había recibido alrededor de 7,5 millones de dólares por derechos de televisión y otros ingresos, cuya administración no estaba clara. Desde entonces, el presidente Evo Morales, gran aficionado al fútbol, pidió en varias ocasiones que se pusiera a Chávez tras las rejas. Por esta razón, el todavía presidente del futbol boliviano ha denunciado una “intervención” política a la institución que dirige, y pidió un pronunciamiento de los organismos internacionales de este deporte, el que no se produjo hasta ahora.
Antes de ir a la cárcel, el principal directivo del futbol boliviano dijo que podía haberse quedado en Asunción, a donde fue hace unas semanas para el sorteo de partidos de la última Copa América, pero que prefirió volver al país a enfrentar el “golpe de Estado” de algunos dirigentes de clubes en contra de su mandato. Chávez fue reelegido varias veces a la cabeza de la FBF, pese a la oposición de los grandes equipos nacionales. Las dos últimas veces la votación se produjo en reuniones tempestuosas, en una de las cuales incluso se tuvo que llamar a la Policía.Chávez además enfrenta una acusación por un hecho local, y al parecer fue la que más pesó sobre la decisión del juez de enviarlo al penal de Palmasola, en la ciudad de Santa Cruz. En febrero de 2013 se realizó un partido en la ciudad boliviana de Oruro entre San José y Corinthians, en el cual, por un fallo de seguridad, se permitió que algunos hinchas llevaran bengalas al estadio; una de ellas mató al niño Kevin Beltrán, al introducirse en uno de sus ojos. Más de una decena de hinchas del Corinthians fueron detenidos y poco después, en abril, se realizó un partido amistoso entre Bolivia y Brasil, cuya recaudación de medio millón de dólares, según la acusación, debía haber beneficiado a la familia del niño muerto, pero que, según Chávez, nunca tuvo este propósito, ya que el partido se había concertado mucho antes del accidente. Uno de los testimonios en contra de Chávez en la primera audiencia fue del padre de Beltrán, quien afirmó que no había recibido “ni un centavo”; mientras que a su favor testificó el más célebre entrenador local, el hispano-boliviano Xavier Azkargorta, el cual aclaró a la prensa que al juez solo le habló de fútbol y no de dinero.
Desde la última reelección de Chávez, un año atrás, el presidente Morales mostró públicamente su disconformidad con la permanencia de este dirigente como mandamás del deporte más querido por los bolivianos, pero no pudo hacer nada al respecto hasta que estalló el escándalo de la Fifa. Desde ese momento, no dejó de animar a la fiscalía a investigar a las organizaciones del fútbol profesional, que no funciona bien desde hace mucho y que el presidente, dijo una vez, medio en serio medio en broma, él quisiera “nacionalizar”.EL PAIS