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miércoles, 8 de junio de 2016

CIENCIA Y TECNOLOGIA

Comprar por Internet no es tan ecológico

Decenas de sacas con envíos postales acumulados en el patio de las instalaciones de Correos en la terminal de carga del aeropuerto de Barajas, en Madrid. Cuando se consideran las implicaciones medioambientales y ecológicas de cualquier actividad que implique un consumo activo de energía en el transporte (viajar, comprar por catálogo, transportar productos) casi siempre se dice que el comercio electrónico tiene algunas ventajas respecto al tradicional. Principalmente, al no requerir que nos desplacemos personalmente a la tienda o el centro comercial, se evita tener que mover el coche, el consumo de combustibles y la consecuente emisión de gases contaminantes. Algo en lo que las empresas de transporte son mucho más eficientes.
Pero este no es el único aspecto que se debe tener en cuenta a la hora de mantener una huella ecológica del tipo "neutral en carbono" que compense de alguna manera las emisiones derivadas de todo el proceso, que es como suele calcularse su impacto. Hay quien propone que en esta huella se consideren tanto los envases como los materiales de los paquetes y el tamaño del pedido, así como la posibilidad de agrupar compras y la frecuencia con que se realizan en la práctica.
Muchas tiendas de comercio electrónico anuncian la forma en que compensan suhuella de carbono global, por ejemplo, invirtiendo en proyectos de reforestación o energías renovables. Pero tal y como se preguntaron en The Kernel a partir de trabajos de universidades como la Carnegie Mellon y el Instituto de Tecnología de Massachusetts, la cuestión es: ¿compensa esto todas las emisiones que se producen? ¿Se puede obtener algún valor orientativo a priori?
Y es que es difícil pensar que tenga mucho sentido ecológico recibir unos auriculares o un cable que solo pesa 50 gramos protegidos por un plástico que va dentro de una cajita que se entrega dentro de otra gran caja de cartón protegida con papel-burbuja, que quizá ha llegado desde otra ciudad a cientos de kilómetros… Por no hablar de cuando llega desde algún otro país europeo o la mismísima China. Parece claro que sería mucho más eficiente acercarse a comprarlos a alguna tienda, y mejor todavía si coincide de camino al trabajo.
Las tarifas planas en comercios electrónico hace tiempo que llegaron. Amazon Premium permite ahorrarse durante todo un año los gastos de envío en pedidos de muchos productos que se sirven en un día sin necesidad de compras mínimas. Son una de las tendencias del negocio, pero propician un exceso de pequeños pedidos que quizá los clientes habrían planificado de otro modo, tal vez agrupando o repartiendo de forma diferente en el tiempo.
Mientras unos estudios aseguran que la huella de carbono de las tiendas electrónicas es de tan solo un tercio que las tradicionales, otros dicen que es un siete por ciento mayor. Pero sí que parece que la situación actual es que muchas empresas de e-commerce están abocadas a competir por ofrecer servicios más rápidos aunque eso suponga hacer más viajes o que sean menos eficientes (incluso aunque luego en su búsqueda para ser "neutrales en carbono" lo compensen de alguna otra forma).
La clave, según otro de los estudios, es aplicar el sentido común y recordar un número: el 25. Aunque en general es mucho más eficiente un transportista, si una compra contiene más de 25 productos no agrupables (o se van a hacer en distintos días) se supera el límite en el que la situación comienza a ser rentable ecológicamente: sería mucho mejor ir en coche a por ellos en un solo viaje. La otra recomendación práctica es pensar bien qué se está comprando y en qué momento, para que no haya que devolver nada a la tienda o hacer viajes urgentesque en realidad sean innecesarios EP