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lunes, 2 de julio de 2012

Gratitud y vítores en inicio de campaña de Chávez para comicios en Venezuela


AFP) Ingrid Amaya tiene sus razones. “Me dio paz, mucho amor, solidaridad, y mi título de abogada”, dice, convencida, sobre el presidente venezolano Hugo Chávez, a quien acompañó este domingo en un largo recorrido que abrió su campaña para la reelección en octubre.
A bordo de un camión descubierto, Chávez viajó del pobre poblado de Mariara en el estado Carabobo (norte) hasta la capital del vecino estado Aragua, Maracay, saludando a sus incondicionales, que como él se tiñeron de rojo en agradecimiento por su gestión de casi 14 años y con esperanzas de que obtenga seis más.
“Las misiones (programas sociales) ¿Crees que en otros gobiernos las vamos a tener? No. Por eso, Chávez pa’l dosmil siempre”, afirma a la AFP Seomara Ríos, una líder comunal de 56 años asidua de los actos del mandatario que esta vez, cámara en mano, espera poder llevarse un recuerdo “aunque sea de lejitos”.
“Yo vivía alquilada y gracias al presidente tengo una casa”, celebra por su parte Carmen de Pineda, una enfermera retirada de 62 años y un voto seguro para el mandatario en los comicios del 7 de octubre, cuando se medirá al ex gobernador Henrique Capriles, el principal candidato opositor.
La jornada, que fue precedida la víspera de vigilias y fuegos artificales en varias plazas venezolanas, continúa bajo el fuerte calor tropical.
Pero esto no desanima a los miles de simpatizantes de Chávez que trotan, viajan en bicicletas o motos, o simplemente esperan frente a sus casas a lo largo de la vía, tapizada del rostro del mandatario, mientras gritan y cantan “¡Uh, ah, Chávez no se va!”.
“¡Ay, míralo, tan bello!”, exclama una mujer fuera de sí de la emoción al ver al “comandante” pasar, mientras otra le promete acompañarlo “hasta el infinito” en una pancarta.
Tras cruzar los casi 20 km en unas tres horas, Chávez, que se recupera de un tratamiento contra el cáncer que padece desde 2011, cerró la jornada en Maracay con un discurso de menos de dos horas, que lució breve comparado con las maratónicas intervenciones en sus anteriores campañas electorales.
El mandatario de 57 años se someterá en octubre a su cuarto desafío electoral para mantenerse en el poder, desde que obtuvo la presidencia por primera vez en los comicios de 1998. “Gracias Dios mío y te pido que me sigas dando vida y salud para seguir sirviendo a tu pueblo y a Cristo”, exclamó.
“Aquí está una vez más Chavez frente al pueblo para conducirlos en otra jornada y en otra victoria”, agregó el gobernante “encandilado por el huracán del pueblo”.
En Maracay se “¡engendró la revolución bolivariana”, dijo Chávez, en alución a un juramento que como militar hizo en 1982, junto a otros uniformados que fundaron el Movimiento Bolivariano Revolucionario (MBR), con el que lideró en 1992 un fallido intento de golpe de estado que lo catapultó a la vida política.
La caravana, custodiada por un cerrado cuerpo de guardaespaldas, fue seguida en vivo por los medios públicos, que desplegaron en el lugar numerosas cámaras -elevadas en grúas, desde tarimas o los mismos vehículos oficiales- para registrar cada ángulo de la manifestación.
Pero la seguridad no es la única misión de estos funcionarios: reciben de las manos extendidas de los asistentes papeles doblados o carpetas con peticiones para financiar una operación, obtener un cupo universitario, un trabajo o una vivienda.
Para muchos de ellos, Chávez es la única garantía de hacerlos realidad. “Tenemos todas las necesidades del mundo pero sabemos que él va a tratar de resolverlos”, afirma Ramón Campos, de 56 años, con su boina negra estilo Che Guevara -pero también reversible en rojo-, en una esquina de Mariara.
A su lado, asienten Domingo Rodríguez y Argenis Chávez, de 61 años, junto a su perro ataviado con imágenes del mandatario venezolano y, según él, también “chavista”.
“Capriles es un tipo de derecha, nos va a quitar las misiones, vienen con venganza”, apunta Rodríguez con desdén.