Los microcréditos, pequeños préstamos dirigidos a personas sin recursos, llegaron este jueves a Paraisópolis, la favela más poblada de Sao Paulo, donde el banco Santander pretende conceder algo más de diez millones de dólares para este tipo de línea de financiación en los próximos tres años.
Se trata de la primera oficina que la entidad abre en esta comunidad, de unos cien mil habitantes, donde los microemprendedores contarán con orientación financiera así como con cajeros automáticos.
"La apertura del puesto de atención en Paraisópolis refuerza nuestro compromiso de contribuir con la "bancarización" y el desarrollo social de la población brasileña", dijo el vicepresidente ejecutivo de la red comercial de Santander Brasil, Pedro Coutinho, en el acto de inauguración.
La llegada de la entidad a esta favela, situada al lado del lujoso barrio de Morumbí, sigue la experiencia de las sucursales que el banco ya tiene en las de Alemao y Vila Cruzeiro, ambas en Río de Janeiro.
"Fuimos el primer banco que entró en Alemao antes de la pacificación", destacó Coutinho, quien aseguró que en esta comunidad tuvieron "una experiencia fantástica" de la que la entidad "aprendió mucho" y que "son esos conocimientos los que están ahora en Paraisópolis".
Asimismo, en el edificio del banco se inauguró el Espacio Digital Santander Universidades, una sala con quince ordenadores con acceso a internet, en los que los alumnos de la ONG local "Escuela del pueblo" podrán desarrollar sus actividades, así como 2.000 cursos de español e inglés a distancia financiados por la entidad.
Según el director de Santander Universidades en Brasil, Jamil Hannouche, unas 50.000 personas al año harán uso de estas herramientas, lo que servirá "no sólo para apoyar al desarrollo, sino también para transformar la realidad de las personas".
Una gran parte de los habitantes de las favelas brasileñas carecen, además, de acceso a los recursos más básicos, de cuentas bancarias o relación alguna con entidades financieras, lo que ofrece un nicho de mercado considerable en un país en vías de desarrollo como Brasil.
EFE