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viernes, 17 de febrero de 2012

Escándalos electorales pasan de la casa del candidato a Twitter


Cuando hay elecciones a la vista, la relación entre los políticos y la prensa se vuelve especialmente tensa, pero los rumores y escándalos han pasado de airearse en la puerta de la casa del candidato a circular entre masas en Twitter.

Esa historia centra la exposición "Cada cuatro años", que se abre este viernes en el Newseum de Washington y en la que caben desde anécdotas hasta reliquias de la cobertura de las campañas presidenciales de EEUU, pasando por las parodias más famosas, como la que la actriz Tina Fey hizo de la exgobernadora Sarah Palin en 2008.

El sombrero de vaquero de George W. Bush en 2004, la camiseta de fútbol americano que vistió Ronald Reagan en 1984 y la chaqueta que lució Hillary Clinton cuando anunció que competiría por la candidatura demócrata en 2008 también se exhiben en la muestra, entre grabadoras y notas de los periodistas que les seguían.

Pero el verdadero interés radica, para la comisaria de la exposición Cathy Trost, en cómo pudo llegar el público a reconocer esos objetos como icónicos, y a sentir como cercanos a unos candidatos que en muchas ocasiones no pasaban por su localidad.

"Las campañas modernas comenzaron en 1897, cuando resultó elegido William McKinley. Él nunca, jamás, dejó el porche de su casa en Ohio. Hizo que los periodistas fueran a él. Pero su rival, William Jennings Bryan, viajó miles de kilómetros, y abrió el camino", dijo a Efe Trost.

A partir de entonces, el transporte y la tecnología se convirtieron en claves para edificar las campañas y los reporteros, viajando en trenes fletados por los candidatos, comenzaron a publicar historias cada vez más parecidas a las de la competencia, mientras veían su acceso al político cada vez más limitado.

Franklin D. Roosevelt se convirtió, en los años 30, en un icono de la radio, mientras que John F. Kennedy dominó la televisión, que llegó incluso a inclinar el resultado de las elecciones de 1960 a su favor tras su célebre debate con Richard Nixon.

Con la llegada de Internet, los candidatos consiguieron lo impensable: "esquivar a los medios tradicionales, y enviar sus mensajes directamente a los votantes", explicó Trost.

Twitter, una herramienta que ha demostrado su poder especialmente en la actual carrera a la presidencia de Estados Unidos, fue incluso más allá, al conseguir que esos mensajes "corrieran como la pólvora en cuestión de minutos".

El primer número de la revista "Politico", que surgió durante la campaña presidencial de 2008, se encuentra en la exposición como muestra de una cobertura cada vez más especializada, acompañada de una búsqueda de la exclusiva que, al tiempo que garantiza más información que nunca, ha tensado más aún la relación con el poder.

Esa relación fue una vez tan cortés que publicar cualquier aspecto de la vida privada del candidato estaba tácitamente prohibido, algo que cambió con el escándalo sexual del aspirante demócrata Gary Hart en los años 80, indicó Trost.

Una portada de diario de 1992, que destapa la larga aventura del entonces candidato a la presidencia Bill Clinton con la modelo Gennifer Flowers, contrasta en la exposición con unas fotos de Franklin Roosevelt que nunca vieron la luz para evitar mostrarle en silla de ruedas, algo considerado de su ámbito privado.

En esa relación caballerosa, sin embargo, nunca faltó el humor y las parodias de los candidatos, de los que caricaturistas y cómicos se ríen desde el siglo XIX.

"Burlarse de los candidatos presidenciales es un básico de la cobertura de campañas desde hace dos siglos", aseguró Trost.

Pero la mofa pasó a un nuevo nivel en 2008, cuando las parodias de los programas nocturnos de Jon Stewart y Steven Colbert, sumadas a las del espacio "Saturday Night Live" (SNL), las elevaron a la categoría de "fenómeno cultural".

Como muestra, la exposición alberga las chaquetas que las actrices Tina Fey y Amy Poehler lucieron en su famosa interpretación de Sarah Palin y Hillary Clinton en 2008, junto a la americana confeccionada con bolsas de Doritos que Colbert vistió para anunciar que había conseguido patrocinio para su campaña a la presidencia.

La careta que llevó Barack Obama cuando visitó el programa en 2007 cierra la exposición como recuerdo de que si estos espacios fueron una vez denostados por los candidatos, hoy son paradas de campaña casi obligatorias en un recorrido cada vez más complejo.


EFE