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miércoles, 15 de abril de 2015

El hallazgo de un arma a nombre de Nisman añade incógnitas al caso

La madre del fiscal argentinoAlberto Nisman, Sara Garfunkel, declaró este martes por tercera vez por la muerte de su hijo. Garfunkel contó que en su casa su hijo había dejado algunas de sus pertenencias después de separarse hace tres años. En un baúl que Nisman había guardado en casa de su madre, ella encontró ahora una pistola calibre 22 y se lo comunicó a la fiscal que investiga su deceso, Viviana Fein.
El único imputado del caso, el experto informático Diego Lagomarsino, que trabajaba a las órdenes de Nisman, había declarado que su jefe le había pedido un arma para defenderse después de denunciar el pasado 14 de enero a la presidenta de su país, Cristina Fernández de Kirchner, por presunto encubrimiento de terroristas. Lagomarsino supuestamente le prestó una calibre 22, la misma con la que murió Nisman de un tiro el 17 o 18 de enero.
Después de la declaración de Garfunkel, la Policía allanó su casa para incautarse de la pistola del fiscal. La investigación de su muerte suma preguntas. ¿Por qué Nisman habría pedido a Lagomarsino un arma para defenderse si ya contaba con una, que además era del mismo tipo? ¿Sería que el fiscal no quería asustar a su madre y por eso no fue a su piso a buscar la pistola de su propiedad? Lagomarsino no está imputado por presunto homicidio sino por prestar el arma a Nisman, cuya autorización para portarla estaba vencida.
La madre de Nisman también debió responder a la fiscal sobre el contenido de las tres cajas de seguridad que su hijo tenía en dos bancos y una compañía financiera. Garfunkel las vació tras la muerte del fiscal y antes de que fueran allanadas por la justicia.La fiscal Fein interrogó a la madre de Nisman por la cuenta no declarada con 600.000 dólares que ella, su hijo, su otra hija, Sandra, y Lagomarsino compartían en la sede neoyorquina de Bank of America Merrill Lynch. El técnico informático ha declarado que no lo unía una amistad con el fiscal, pero llama la atención que le haya pedido una pistola o que tuviesen juntos una cuenta clandestina. El imputado también reconoció que su jefe lo obligaba a darle la mitad de su salario de funcionario.
La denuncia de Nisman contra Kirchner, mientras tanto, sigue viva. Después de que un juez y la Cámara Federal (tribunal de segunda instancia) la rechazaran por considerar que no había delito en lo que sostenía el fiscal, otros magistrados analizarán el caso. La Cámara Federal admitió este martes la apelación que el fiscal Germán Moldes hizo de su fallo y entonces la causa llegará a la Cámara de Casación (tribunal de tercera instancia). Si allí tampoco consideran sólida la denuncia por supuesto encubrimiento de cinco iraníes acusados de matar a 85 personas en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994, el asunto acabará en la Corte Suprema de Argentina. Pero de momento ha perdida fuerza y la clase política ha virado su atención hacia las elecciones provinciales que el pasado domingo comenzaron con una victoria kirchnerista en Salta y que continuarán el próximo fin de semana en Santa Fe y Mendoza.EL PAIS