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lunes, 27 de febrero de 2012

Consejo General de Policía se compromete a evitar sucesos como “El Caracazo”


 El Consejo General de Policía (CGP) emitió un comunicado en el que se solidariza con las víctimas que fueron reprimidas en la rebelión popular conocida como el Caracazo, ocurrida el 27 de febrero de 1989, además condena los hechos y se compromete a “evitar la repetición de estos hechos característicos de un modelo policial-militar antidemocrático que el Estado venezolano está decidido a transformar radicalmente”, mediante un sistema garante de los DDHH con un nuevo modelo policial.
Tal día como hoy, en el año 1989, se produjo un estallido social conocido como “El Caracazo”, protesta en la que miles de venezolanos salieron a la calle en rebelión contra las medidas neoliberales impuestas al país por el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el consentimiento del entonces presidente, Carlos Andrés Pérez.
A continuación el texto íntegro:
Hoy, al cumplirse 23 años de la rebelión popular conocida como El Caracazo, el Consejo General de Policía recuerda a todas las víctimas de la represión policial y militar que se desató en aquellos días, con el firme compromiso de evitar la repetición de estos hechos característicos de un modelo policial-militar antipopular y antidemocrático que el Estado venezolano está decidido a transformar radicalmente.
Como se recordará, la sublevación del 27 de Febrero de 1989, fue la respuesta popular al clima de conflictividad social, política y económica propiciado por las políticas neoliberales del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, desde cuyo seno se dio la orden de confrontar a la población que se encontraba manifestando en las calles con una dura y encarnizada represión policial-militar que dejó miles de personas asesinadas y desaparecidas en las calles de Caracas, Guarenas y otras ciudades del país.
 Como parte de la construcción de la memoria colectiva del país y para que nunca más ocurran violaciones masivas a los derechos humanoscomo las de aquellos días de febrero y marzo de 1989, el Gobierno del Presidente Hugo Chávez por primera vez en la historia republicana del país, viene realizando grandes esfuerzos para impulsar una política pública que transforme sustancialmente el funcionamiento de los cuerpos de policía.
Dicha política, diseñada a través del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, se fundamenta en el estricto respeto a la dignidad humana, el ejercicio pleno e integral de los derechos humanos en el contexto de la construcción de una democracia participativa y protagónica, a través de la regulación de toda la función policial con el propósito de disminuir y erradicar las prácticas policiales represivas y dignificar el trabajo policial, de acuerdo a lo establecido en la Constitución, la Ley Orgánica del Servicio de Policía y Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana, la Ley del Estatuto de la Función Policial y demás resoluciones y reglamentos emanados del Órgano Rector en materia policial.
Desde el Consejo General de Policía sirva esta fecha para hacer un llamado a los gobernadores, alcaldes y directores de los cuerpos de policía para que honren la memoria de las víctimas de El Caracazo poniéndose al frente de la dirección de los procesos de transformación de los cuerpos de policía, siguiendo las indicaciones que desde el Órgano Rector se vienen diseñando para contar con policías que posean capacidad instalada y ética profesional, que sean capaces de garantizar la vida humana, la integridad física y el respeto a las libertades fundamentales.
El nuevo modelo policial Venezolano no da cabida a prácticas policiales vejatorias de los derechos humanos como las ejecutadas en febrero de 1989 y demanda la voluntad política de las autoridades locales y los mayores esfuerzos institucionales del Gobierno Nacional para dejar en el pasado el modelo policial represivo y autoritario que cegó la vida de miles de venezolanos inocentes.
“Cuando el gobierno de CAP decretó el toque de queda, nos pusieron un tanque de guerra frente al bloque uno con militares adentro (…) Uno no se podía ni asomar por las ventanas, hubo apartamentos que los dejaron como colador de las balas (…) En esos días me asomé en la ventana para guindar ropa en el tendedero. Cargaba puesto un reloj que brillaba con el reflejo del sol. Seguro la Policía y el Ejército pensó que era un arma y por eso me dispararon. La bala me pasó cerquita, pegó en la pared y saltó. Un pedazo de la pared se introdujo en mi brazo (…) Para comprar comida los habitantes de los bloques debíamos salir muy temprano para hacer las colas detrás de un camioncito que se ponía en la avenida Sucre y cuando el Ejército y los efectivos de la PM empezaban a disparar teníamos que correr. Eso fue terrible, eso fue una cosa que no puede volver nunca más”.
“Hubo tantas cosas injustas. Un muchacho de 22 años que tenía un niño pequeño y los perdigones lo dejaron ciego. Niños de 10 años matados por la espalda. Esto no es justo que se haga con el pueblo venezolano… Que nunca más pasen cosas como estas… Que una tropa del ejército entre a la casa de uno y le mate a su hijo que está acostado en su cama”.