El ex-Ministro de Cordiplan, en una entrevista ofrecida a Globovisión, asegura que los Ministros se han referido a un país que no existe.
Werner Corrales ve en las interpelaciones dos tipos de actitudes. La primera se asocia a un discurso demagógico muy bien urdido, con argumentos técnicos y económicos; este es el caso del ministro Ramírez. La segunda se trata de una agresión extrema, propia de quien no tiene la razón; este tipo de actitud es la que encarna el ministro Giordani. No obstante, lo que ambas tienen en común es que se están refiriendo a un país que no existe.
Su crítica más feroz es a la manipulación de las cifras que se mostraron en las últimas sesiones del Parlamento. Corrales denuncia que “hay un millón más de desempleados de los que reconoce el Gobierno”. Estos datos corresponden a cifras oficiales reveladas por el INE (Instituto Nacional de Estadística), asegura el ex-Ministro.
Acusa al Gobierno, además, de ocultar las estadísticas de la tasa de actividad (aquella que indica la cantidad de empleos que se han creado), pues ha habido en los últimos siete años una caída sistemática de ésta; y de mentir en lo que se refiere a pobreza. Corrales sentencia que el Ejecutivo logra esas cifras a través de metodologías ilegítimas.
Otro aspecto sobre el que hace hincapié es el que se refiere a la decisión consciente del Gobierno de destruir el aparato productivo privado. Ve en esta situación dos problemas: la dependencia de las importaciones y la no creación de empleos. Con ello el Ejecutivo cercena las posibilidades y oportunidades de los ciudadanos, aún cuando debe ser garante de éstas.
Asegura, entre otras cosas, que se han creado mecanismos para robar la capacidad política de los pobres, coaccionándolos y condenándolos, así, a seguir siendo pobres.
La solución que propone Corrales a estos problemas es desarrollar una visión compartida de país, para poder salir de la crisis y enrrumbarse hacia el desarrollo. También sugiere diversificar la economía, al tiempo que se erradique el populismo rentista y la corrupción.
Werner Corrales ve en las interpelaciones dos tipos de actitudes. La primera se asocia a un discurso demagógico muy bien urdido, con argumentos técnicos y económicos; este es el caso del ministro Ramírez. La segunda se trata de una agresión extrema, propia de quien no tiene la razón; este tipo de actitud es la que encarna el ministro Giordani. No obstante, lo que ambas tienen en común es que se están refiriendo a un país que no existe.
Su crítica más feroz es a la manipulación de las cifras que se mostraron en las últimas sesiones del Parlamento. Corrales denuncia que “hay un millón más de desempleados de los que reconoce el Gobierno”. Estos datos corresponden a cifras oficiales reveladas por el INE (Instituto Nacional de Estadística), asegura el ex-Ministro.
Acusa al Gobierno, además, de ocultar las estadísticas de la tasa de actividad (aquella que indica la cantidad de empleos que se han creado), pues ha habido en los últimos siete años una caída sistemática de ésta; y de mentir en lo que se refiere a pobreza. Corrales sentencia que el Ejecutivo logra esas cifras a través de metodologías ilegítimas.
Otro aspecto sobre el que hace hincapié es el que se refiere a la decisión consciente del Gobierno de destruir el aparato productivo privado. Ve en esta situación dos problemas: la dependencia de las importaciones y la no creación de empleos. Con ello el Ejecutivo cercena las posibilidades y oportunidades de los ciudadanos, aún cuando debe ser garante de éstas.
Asegura, entre otras cosas, que se han creado mecanismos para robar la capacidad política de los pobres, coaccionándolos y condenándolos, así, a seguir siendo pobres.
La solución que propone Corrales a estos problemas es desarrollar una visión compartida de país, para poder salir de la crisis y enrrumbarse hacia el desarrollo. También sugiere diversificar la economía, al tiempo que se erradique el populismo rentista y la corrupción.
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