El pasado jueves 17 de noviembre se realizó en Cartagena un Foro sobre la Confiabilidad y la prestación del servicio de energía eléctrica en el Caribe, convocado por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios y el Observatorio del Caribe.
De entrada la carta que la alcaldesa de Cartagena Judith Pinedo envió al evento, marcó la pauta del mismo. La Alcaldía se quejaba de la demora de ISA en ejecutar el proyecto de la línea Bosque-Ternera de 220 KV al pretender ISA no tener que ajustarse a las normas del POT de Cartagena, en lo referente a un trayecto que la ciudad exige que sea subterráneo por consideraciones ambientales. ISA pretendía desconocer la necesidad de una licencia de espacio público al respecto. Los apagones amenazan.
El superintendente César González llamó la atención de la academia y los centros de investigación sobre el tema del sistema eléctrico en la medida en que resulta crucial para el desarrollo regional.
En mi concepto, esta es otra área que nos coge en situación crítica, además del vial, ante los requerimientos del TLC con Estados Unidos. Del informe entregado por Pablo Corredor de XM quedó claro que la región Caribe no tiene problemas de capacidad eléctrica: Tenemos hoy 2.758 MW frente a una demanda de 2.000 MW, por lo que la región podría “exportar” los excedentes en épocas de sequía al interior del país. Además, ello ha estabilizado los precios de la energía en la bolsa eléctrica. La política de los cargos por confiabilidad ha funcionado.
La fragilidad del sistema se ubica en la distribución a nivel regional y local. Hay muchas redes viejas y obsoletas, lo cual se agrava por los retrasos de la inversión de Gas Natural-Unión Fenosa (Electricaribe). Además, desde el 2011 los atentados a las redes eléctricas están alcanzando las cifras del 2002, lo cual indica retrocesos en el orden público, especialmente en el área de la interconexión con Antioquia y el Sur-Occidente del país.
Las protestas de las comunidades rurales del Caribe y poblaciones menores contra Electricaribe han ido in crescendo. Barranquilla Como Vamos y Cartagena Como Vamos, registran a nivel de la percepción de los ciudadanos el mayor grado de insatisfacción con el servicio. En general se considera que el servicio sigue siendo frágil, caro y por ende poco confiable. Las fluctuaciones de la carga arruinan los electrodomésticos de los ciudadanos del Caribe, además de las victimas que ello ha causado.
Las causas de la actual situación son profundas. Pasamos de un sistema estatizado, donde los centros regionales de control se conectaban con facilidad con los centros nacionales, pero agobiado por la inflexibilidad y la injerencia clientelista, a un sistema mixto, calificado como “mestizo” por los expertos, donde se combinan agencias estatales como la Upme, la Creg, empresas publicas y mixtas como ISA y Transelca en el Caribe, y finalmente con concesionarios privados en el Caribe.
Ello genera una telaraña de posibilidades de fallas en el sistema, como son las de coordinación, riesgo moral, información asimétrica, y la posibilidad que los regulados terminen siendo más fuertes que el regulador y pasen a controlarlo.
Si a ello le añadimos las debilidades de la presencia del estado a nivel regional en gobernaciones y municipios, el escenario para el colapso del sistema está dado. Es posible que haya paquidermia de los entes nacionales, que el regulado regional se sienta muy fuerte con sus propios intereses, y que los entes de control poco se manifiesten en los territorios.
Las líneas de transmisión regional y las redes de distribución local en la región están sobrecargadas, las subestaciones trabajan al máximo, y los proyectos solo entrarán en acción en el 2013.
Fragilidad por todos lados. No podemos volver al pasado, pero se necesita más estado, coordinación y más regulación efectiva. El tema debe volver a la agenda regional.
Por Jairo Parada
EL HERALDO