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martes, 8 de septiembre de 2015

Síndrome metabólico: las consecuencias de una mala alimentación

 El síndrome metabólico es un padecimiento que puede afectar a cualquier persona sin distingo de edad o sexo. Sus síntomas se producen por una serie de alteraciones metabólicas que aumentan el riesgo del paciente de sufrir otras enfermedades.
A pesar de que esta serie de síntomas pueden parecer triviales, con el tiempo este síndrome puede elevar en forma significativa el riesgo de desarrollar diabetes debido a la resistencia a la insulina, una enfermedad cardíaca por la obesidad o un accidente cerebrovascular.
De acuerdo a la licenciada en nutrición y dietética con postgrado en nutrición clínica, Mireya Moreno, este síndrome puede afectar a cualquier persona que tenga exceso de peso y el paciente que lo padece se caracteriza por presentar: triglicéridos y colesterol alto, aumento de la azúcar en la sangre (glucosa), el colesterol bueno en un nivel bajo, la circunferencia de la cintura elevada y finalmente la presión arterial alta. Si la persona presenta tres de algunas de estas características se le diagnóstica como síndrome metabólico.
Moreno asegura que una mala alimentación es la principal causa de este síndrome: “comer mal hace que el paciente le aumente todo lo que caracteriza a esta enfermedad, igual una persona delgada puede sufrir de este síndrome al tener exceso de grasa abdominal, otra causa es el mal estilo de vida”, afirmó.
Asimismo, la doctora recalca que las personas pueden no presentar síntomas, pero sufren los malestares a causa de la obesidad. Un indicio típico de este padecimiento en los pacientes se refleja en los exámenes de laboratorio en lo que relacionado con los lípidos. En cuanto a la parte física se nota en la circunferencia de la cintura y en el examen físico, se eleva la presión arterial.
En cuanto a cómo se detecta este síndrome la nutricionista recomienda que quien presente algún malestar físico se realice los exámenes de laboratorio y allí cuide que los valores de la bioquímica sanguínea estén normales. También recomienda la realización de un perfil 20, para que el especialista pueda dar un diagnóstico y tomar las medidas para combatir la enfermedad. La persona también puede medirse la cintura y la presión arterial.
Para la doctora Moreno algunos factores de riesgo de este síndrome son: el tabaquismo, ya que aumenta el peligro de padecer presión arterial alta, la mala alimentación, el sedentarismo, la falta de actividad física y el consumo de alcohol.
La persona que padezca de este síndrome mejorará su estilo de vida cambiando sus hábitos: en principio debe procurar perder peso, entre un 7 y un 10 % de su peso actual, preferiblemente; hacer 30 minutos de ejercicio de intensidad baja o moderada, como caminar entre 5 a 7 días por semana. Otra recomendación es cuidar que no se eleven los niveles de colesterol y bajar la presión arterial. Si se aplica cada uno de estos consejos no será necesario tomar pastillas para tratar dicha enfermedad.
Finalmente, Moreno rectifica que este síndrome puede evitarse: “alimentándose sano, tener un buen consumo de fibra y carbohidratos de buena calidad, bajar el consumo de sal y de azúcar y manteniendo un estilo de vida activo”.

Dieta especializada

Este tipo de pacientes tienen un plan nutricional especializado basado en el requerimiento calórico, su peso, estatura, edad, actividad física y una alimentación equilibrada en proteínas, grasas y carbohidratos de buena calidad.
La doctora Moreno insiste en que “estas personas pueden comer granos, cereales enteros como avenas, cebada. No pueden comer aquellos alimentos muy procesados como los panes, cereales en hojuelas o aquellas frutas o vegetales que estén muy maduras, ni aquellos que aumenten la insulina como el cambur o la piña (…) siempre le recomiendo al paciente que consuma grasas de buena calidad como aguacate, aceite de oliva, frutos secos, aceitunas y por supuesto hacer ejercicios”, aseguró