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viernes, 27 de abril de 2012

Barroso y Monti apuestan por el crecimiento “sin elevar la deuda”


El dilema entre austeridad y crecimiento, que durante tanto tiempo ha dejado en la UE un clarísimo ganador con los ajustes decretados por Alemania, se ha convertido en una extraña disyuntiva entre crecimiento y crecimiento. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, y el primer ministro italiano, el tecnócrata Mario Monti, han lanzado esta mañana un comunicado conjunto que funciona a modo de manifiesto de lo que entiende, a día de hoy, Europa por crecimiento: “La reactivación del crecimiento debe venir por la vía de la mejora de la productividad y no a través de incrementar los niveles de deuda”.
Barroso y Monti, miembros de la misma familia política, coinciden en la necesidad “de seguir desarrollando el mercado único, el activo más valioso para la promoción del crecimiento y el empleo a nivel europeo, y para fortalecer la aplicación de sus normas, en particular en sectores como el digital, la energía y los servicios”. Traducción libre: políticas de oferta. Nada de experimentos neokeynesianos, a los que se abonó la Unión —por consejo de la Comisión y el Fondo Monetario Internacional— tras el estallido de la crisis financiera para evitar repetir la Gran Depresión, pero que trajeron elevados niveles de deuda pública y un castigo en los mercados que ha desestabilizado el club del euro.Europa está de acuerdo en volver a poner el crecimiento como prioridad política —sin dejar de lado los recortes, por supuesto—, pero no está muy claro qué significa esa palabra. A un lado, el candidato socialista a las presidenciales en Francia, François Hollande, reclama fondos estructurales, bonos europeos para poner en marcha infraestructuras y una tasa financiera destinada a apoyar proyectos que creen empleo (en otras palabras: lo más parecido a un proyecto socialdemócrata de un presidenciable de uno de los grandes países del euro en muchos, muchos años). Al otro, Berlín, Bruselas, Madrid y Roma, que han empezado a hablar abiertamente de crecimiento pero sobre la base de reformas estructurales y poco más. 
Sin embargo, algo ha cambiado en Europa. Frente a una canciller alemana, Angela Merkel, que sostiene que el ajuste fiscal es “innegociable” y que entiende que el crecimiento “ya es el segundo pilar” de la política europea, Barroso y Monti aportaron una novedad en su comunicado. Con el habitual lenguaje imposible de Bruselas, dejaron una frase que abre una puerta: “La consolidación fiscal debe llevarse a cabo junto a inversiones dirigidas a mejorar la competitividad al tiempo que contribuyen a la creciente demanda en el corto plazo”. Traducción bastarda: la Unión se prepara para algún tipo de estímulo, vía inversiones. No hay pistas aun de por dónde pueden ir los tiros. Pero es un cambio importante.El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha mandado una carta a los líderes europeos tras anunciar la convocatoria de una cumbre informal sobre crecimiento, pero en la misiva insiste únicamente en ese tipo de medidas.

EL PAIS