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jueves, 19 de abril de 2012

La prostitución en Cartagena: un oficio que atrae a los extranjeros y agitó al Servicio Secreto


 La ciudad de Cartagena de Indias en Colombia es reconocida en el mundo entero por sus hermosas playas, historia y cultura; pero un escándalo protagonizado por agentes del Servicio Secreto de los Estados Unidos, ha opacado la fama de esta perla del Caribe y ha sacado a relucir un polémico tema: el turismo sexual.
El pasado 15 y 16 de abril se desarrolló en la ciudad colombiana la VI Cumbre de las Américas y en torno a ella se desató un episodio que ha centrado la atención mundial en el Servicio Secreto de EE UU y ha puesto en entredicho sus funciones, debido a que su responsabilidad era custodiar al presidente Barack Obama durante el encuentro de mandatarios.
Los funcionarios de la agencia de inteligencia americana se tomaron un descanso en sus labores y lo que para ellos sería una noche de fiesta con mujeres y alcohol, se convirtió en una noche que los ha colocado en el ojo del huracán: un altercado vinculado a la prostitución. Tres de los funcionarios dejaron de formar parte de la agencia, un tercero está en vías de ser despedido, y ocho permanecen bajo investigación, pese a que un portavoz de la Casa Blanca aseguró que Obama mantiene su confianza en el Servicio Secreto tras el incidente.
Según el medio colombiano, estas prostitutas no ofrecen sus servicios en las calles, al contrario, pueden encontrarse en reconocidas páginas web especializadas, en locales nocturnos de alta reputación o incluso algunas trabajan de manera independiente mediante recomendaciones.Ante este hecho ¿quiénes son estas prostitutas que tanto llaman la atención de los extranjeros? El diario colombiano El Universal, publicó en su portal una investigación acerca de estas mujeres.
Estas chicas no son “callejeras”, se venden al mejor postor que en muchos casos, son clientes distinguidos: “Chicas particulares, con una vida normal y sin cargas, con un buen nivel socio-cultural y que han decidido experimentar este mundo como algo temporal”, evidencia una de las web que ofrece la compañía de estas mujeres.
Edgar Acuña, un docente que investiga el caso aseguró que este tipo de trabajadores sexuales suelen ser exigentes y selectivas, sólo buscan extranjeros o acaudalados empresarios, “no comercializan su cuerpo con cualquiera ni a cualquier precio”, dijo.
En este negocio, muchas de las chicas ejercen de manera independiente, en sus propias casas o pertenecen a una red de proxenetas y llegan a cobrar elevadas sumas de dinero y poseen muchos recursos, por brindar este tipo de compañía.

Mujeres que saben llevar una doble vida

El docente que llevó a cabo la investigación también afirma que la mayoría de estas mujeres son jóvenes que aprenden a manejar una doble vida: “Son estudiantes y trabajadoras sexuales, muchas tienen novios y tiene apartamentos en estratos altos”.
Aunque no todo es dinero, una de estas trabajadoras confirma que “algunos no te dan plata como tal, pero te compran ropa y te llevan a lugares; eso es como una forma de pago”, lo que le asegura mantener el contacto con el cliente.

¿Cuál es el costo por una noche de compañía?

La trabajadora sexual llamada Hellen dice que “la tarifa se cuadra con el cliente e incluye todo lo que el cliente quiera…”. El precio puede fluctuar entre los 300, 500 y hasta un millón.
Los meses más prósperos para este tipo de actividad son entre agosto y septiembre y los mejores clientes suelen ser los extranjeros, aquellos que se hospedan en costosos hoteles. Hellen confiesa que la nacionalidad del cliente puede determinar su comportamiento: “los gringos son más exigentes” y a su juicio los colombianos no pagan lo que ellas exigen.
El investigador Acuña sostuvo que este tipo de chicas son cultas y que aunque han estado rodeadas por recursos económicos en el entorno familiar, carecen de afecto por parte de los padres.
“Son padres que no ejercen la autoridad y no dan el cariño que las niñas necesitan y estas buscan llenar esas faltas de afecto con los cliente, así nunca lo logren”, argumenta Acuña.