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miércoles, 30 de mayo de 2012

Párroco de El Baúl compadeció ante Destacamento 23 de la GNB


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Acompañado por dos abogados y custodiado por efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana, el Padre José Gregorio Contreras, párroco de El Baúl, compadeció la mañana de ayer ante el Destacamento N° 23 luego de participar el pasado lunes junto a transportistas de ese municipio y El Pao en la protesta de cierre de la Troncal 005, en la cual exigían a las autoridades la reparación del puente de Tinaco. 

El encuentro con las autoridades castrenses fue a puerta cerrada, por lo que fue a su salida de la Guarnición Militar cuando el Sacerdote pudo brindar declaraciones sobre los supuestos cargos en su contra. Extraoficialmente se conoció que se le atribuía el delito de "instigación a delinquir".
Sin embargo, Contreras, aseguró que se trató de una conversación cordial en la que reinó el diálogo; "todo se solucionó de manera pacífica, no habrá persecución hacia mí. En cuanto al puente, el Comandante me informó que hoy  llega un grupo de ingenieros para evaluar la situación y colocar un puente de guerra", declaró. Durante su permanencia en el Comando de la Guardia Nacional, el párroco fue acompañado y apoyado en las afueras por un grupo de clérigos de las diferentes parroquias, entre ellos el Vicario General de la Diócesis, Roseliano Páez, el Padre José Manuel de Jesús, administrador parroquial de la Iglesia Santo Domingo y el Padre Oswaldo García, mejor conocido como ''El Padre Capocho'', quienes defendieron la lucha del Sacerdote en la protesta. El Vicario General de la Diócesis y rector del seminario, manifestó el apoyo y solidaridad del templo con el Padre José Gregorio Contreras y toda la comunidad afectada. "Seguiremos ayudando a la comunidad para que lo del puente se resuelva, el Gobierno está llamado a cumplir con su misión de responder a la necesidades del pueblo con prontitud", afirmó.
Entre tanto, el Padre José Manuel de Jesús, administrador parroquial de la iglesia Santo Domingo de Guzmán calificó las actuaciones como una muestra de amedrentamiento, aún cuando se ejercía un derecho legítimo y constitucional. Señaló que "como representantes de los católicos no podemos ser indiferentes ante tantas necesidades que padece nuestro pueblo".