Si alguna vez se ha roto un hueso probablemente haya necesitado de férulas, escayolas o, en los casos más graves, cirugía para volver a colocarlo en su situo para que sane. Sin embargo no ocurre lo mismo con los bebés, ya que sus fracturas pueden curarse por sí solas a través de un proceso que durante años ha sido esquivo a los científicos. Hasta ahora… Un estudio publicado en «Developmental Cell» demuestra cómo un hueso del brazo fracturado en ratones recién nacidod puede recolocarse rápidamente a través de un mecanismo previamente desconocido que implica el crecimiento óseo y la contracción muscular. Los resultados proporcionan nuevos conocimientos sobre cómo los bebés humanos, y otros vertebrados pequeños, pueden reparar los huesos rotos y allanan el camino para diseñar estrategias de tratamiento más eficaces.
«La evolución ha creado un sólido mecanismo de regeneración ósea, lo que puede explicar cómo los animales salvajes pueden sobrevivir a lesiones óseas traumáticas», explica el autor principal del estudio, Elazar Zelzer, del Instituto Weizmann de Ciencias (EE.UU.). «Una mayor investigación del programa de regeneración recién descubierto podría conducir a enfoques alternativos para el tratamiento de las fracturas que no responden bien a las pautas actuales».
Escayolas o hierros
El hueso es uno de los pocos órganos que puede regenerarse en los vertebrados. No obstante, la regeneración espontánea ocurre únicamente en los bebés, mientras que en los adultos hacen falta intervenciones para devolver el hueso a su posición correcta, además de la estabilización con piezas de metal o un yeso. Sin embargo estos tratamientos tienen varios efectos secundarios, incluyendo la atrofia muscular y rigidez en las articulaciones. Ahora Zelzer y su equipo sospechan que una mejor comprensión de la regeneración natural en los bebés podría ayudar a mejorar las intervenciones de los huesos fracturados en adultos.
En el nuevo estudio, los investigadores han visto cómo un hueso del brazo fracturado de ratones recién nacidos se recolocaba rápidamente a través de la migración de los fragmentos de hueso, y no mediante la remodelación ósea, un proceso más lento que involucra la formación simultánea de nuevo hueso por un lado y la erosión del hueso existente por otro. «Este hallazgo desafía la visión tradicional de la curación de la fractura e introduce toda una nueva era en la reparación del hueso diferente al modelo clásico de cuatro etapas», dice Zelzer.
'Gato mecánico'
El proceso de realineación se vio impulsado por el crecimiento del hueso, que actuó como una especie de ‘gato mecánico’ capaz de generar las fuerzas opuestas requeridas para enderezar los dos fragmentos de hueso. Además, el tratamiento con un fármaco que paralizaba los músculos que rodean la fractura impidió el crecimiento normal del hueso y la realineación del hueso, lo que sugiere que la contracción muscular juega un papel crítico en el proceso de reparación.
Zelzer está convencido que este nuevo conocimiento «puede mejorar el tratamiento futuro de las fracturas óseas». Por ejemplo, apunta, los futuros tratamientos pueden incluir protocolos basados en la edad y periodos más cortos de inmovilización rígida para «permitir así la participación de la fuerza muscular en el proceso de curación».ABC