El tono conciliador y los llamados al diálogo con la oposición usados por el presidente Hugo Chávez ante el Parlamento pretenden recuperar su popularidad dentro y fuera de Venezuela tras la radicalización mostrada por el gobierno en diciembre, opinaron expertos.
En su primer discurso el sábado ante la nueva Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), compuesta por primera vez desde 2005 por 40% de diputados de oposición, el jefe de Estado, sorprendentemente moderado, pidió un debate constructivo entre las fuerzas políticas, que deben verse "como adversarias y no como enemigas".
"El presidente busca disminuir el nivel de confrontación que él mismo propició con la radicalización del proceso a finales de año, pero es algo totalmente retórico. Llama al diálogo y reconciliación pero al mismo tiempo dice que no retrocederá ni un milímetro", declaró a la AFP Angel Alvarez, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Entre los anuncios más llamativos del discurso Chávez destaca la posible derogación de la Ley Habilitante, que dotó al mandatario de poderes extraordinarios para legislar hasta mediados de 2012 debido a la emergencia creada por lluvias que dejaron 130.000 damnificados.
Esta normativa, aprobada en diciembre por la Asamblea Nacional saliente, de mayoría oficialista, fue una de las muestras de la radicalización del gobierno y generó numerosas críticas dentro y fuera de Venezuela. Según Chávez, podría quedar sin valor en mayo.
"El 1 de mayo podríamos ya haber terminado las leyes que estamos haciendo y para que nadie vaya a sentirse limitado os devuelvo la ley habilitante (...) Ahora dirán que Chávez reculó pero no, Chávez va para adelante", aseguró el mandatario.
Según el profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) de Caracas, John Magdaleno, el presidente "es un gran táctico que no tiene problemas en contradecirse" con el fin de allanar el camino hacia sus objetivos que son "promover la transición hacia el socialismo" en Venezuela y "llegar las presidenciales de 2012 sin grandes conflictos internos y sin competencia electoral".
"Chávez quiso mostrar que es un presidente que gobierna con amplitud y tolerancia porque le importa mucho la opinión internacional y además quiso desactivar a algunos sectores como profesores, estudiantes, gremios industriales o sindicalistas que estaban preparando una gran movilización", consideró este experto.
"El presidente también quiere calmar los ánimos en el ámbito internacional porque le preocupa cómo esta radicalización fue interpretada por sus aliados 'light', es decir países como Francia o Brasil, que respetan a Chávez como líder legítimo, pero algo incómodo, que es necesario en la lucha contra un mundo unipolar", opinó Luis Vicente León, responsable de la encuestadora venezolana Datanálisis.
Además de la llamada Ley Habilitante, en las últimas semanas Chávez también vetó una polémica ley de universidades y anuló su decisión de aumentar el IVA. Según los expertos, esta táctica de "dos pasitos para adelante y uno para atrás" no significa una nueva página en la vida política venezolana, dividida en dos corrientes hasta ahora irreconciliables.
"Chavez sabe que está sentado un polvorín con muchas mechas y él trata de mojarlas permanentemente para que no se enciendan, como ha sido el caso con la ley de Universidades. Pero el país se mantiene dividido en dos partes iguales y Chávez sigue manteniendo una gran conexión con el pueblo", dijo León.
Según el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Aristóbulo Istúriz, este llamado al diálogo del presidente es algo habitual desde su llegada al poder en 1999.
"Yo pensé que la oposición iba a agarrar esta oportunidad pero parece que algunos no oyeron al presidente, quieren mantener la violencia y la desestabilización en lugar de participar en un debate constructivo", lamentó.
Pero según Alvarez, en su discurso, Chávez, que también recibió críticas internas por "no resolver problemas urgentes de la población como vivienda, inseguridad, empleo o inflación", se concentró en promesas en lugar de hechos.
"No fue un balance de un presidente que lleva 12 años sino de un candidato presidencial que aspira a la elección en 2012", concluyó.
En su primer discurso el sábado ante la nueva Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), compuesta por primera vez desde 2005 por 40% de diputados de oposición, el jefe de Estado, sorprendentemente moderado, pidió un debate constructivo entre las fuerzas políticas, que deben verse "como adversarias y no como enemigas".
"El presidente busca disminuir el nivel de confrontación que él mismo propició con la radicalización del proceso a finales de año, pero es algo totalmente retórico. Llama al diálogo y reconciliación pero al mismo tiempo dice que no retrocederá ni un milímetro", declaró a la AFP Angel Alvarez, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
Entre los anuncios más llamativos del discurso Chávez destaca la posible derogación de la Ley Habilitante, que dotó al mandatario de poderes extraordinarios para legislar hasta mediados de 2012 debido a la emergencia creada por lluvias que dejaron 130.000 damnificados.
Esta normativa, aprobada en diciembre por la Asamblea Nacional saliente, de mayoría oficialista, fue una de las muestras de la radicalización del gobierno y generó numerosas críticas dentro y fuera de Venezuela. Según Chávez, podría quedar sin valor en mayo.
"El 1 de mayo podríamos ya haber terminado las leyes que estamos haciendo y para que nadie vaya a sentirse limitado os devuelvo la ley habilitante (...) Ahora dirán que Chávez reculó pero no, Chávez va para adelante", aseguró el mandatario.
Según el profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) de Caracas, John Magdaleno, el presidente "es un gran táctico que no tiene problemas en contradecirse" con el fin de allanar el camino hacia sus objetivos que son "promover la transición hacia el socialismo" en Venezuela y "llegar las presidenciales de 2012 sin grandes conflictos internos y sin competencia electoral".
"Chávez quiso mostrar que es un presidente que gobierna con amplitud y tolerancia porque le importa mucho la opinión internacional y además quiso desactivar a algunos sectores como profesores, estudiantes, gremios industriales o sindicalistas que estaban preparando una gran movilización", consideró este experto.
"El presidente también quiere calmar los ánimos en el ámbito internacional porque le preocupa cómo esta radicalización fue interpretada por sus aliados 'light', es decir países como Francia o Brasil, que respetan a Chávez como líder legítimo, pero algo incómodo, que es necesario en la lucha contra un mundo unipolar", opinó Luis Vicente León, responsable de la encuestadora venezolana Datanálisis.
Además de la llamada Ley Habilitante, en las últimas semanas Chávez también vetó una polémica ley de universidades y anuló su decisión de aumentar el IVA. Según los expertos, esta táctica de "dos pasitos para adelante y uno para atrás" no significa una nueva página en la vida política venezolana, dividida en dos corrientes hasta ahora irreconciliables.
"Chavez sabe que está sentado un polvorín con muchas mechas y él trata de mojarlas permanentemente para que no se enciendan, como ha sido el caso con la ley de Universidades. Pero el país se mantiene dividido en dos partes iguales y Chávez sigue manteniendo una gran conexión con el pueblo", dijo León.
Según el vicepresidente de la Asamblea Nacional, Aristóbulo Istúriz, este llamado al diálogo del presidente es algo habitual desde su llegada al poder en 1999.
"Yo pensé que la oposición iba a agarrar esta oportunidad pero parece que algunos no oyeron al presidente, quieren mantener la violencia y la desestabilización en lugar de participar en un debate constructivo", lamentó.
Pero según Alvarez, en su discurso, Chávez, que también recibió críticas internas por "no resolver problemas urgentes de la población como vivienda, inseguridad, empleo o inflación", se concentró en promesas en lugar de hechos.
"No fue un balance de un presidente que lleva 12 años sino de un candidato presidencial que aspira a la elección en 2012", concluyó.
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