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jueves, 8 de septiembre de 2011

Empresa de electricidad, condenada en Argentina por arruinar boda por un fuerte apagón

(EFE).- Un tribunal de alzada de Argentina condenó a una distribuidora de electricidad a resarcir a una pareja cuya boda se vio arruinada por un apagón, informaron hoy fuentes judiciales.

La compañía Edesur, controlada por la española Endesa, deberá indemnizar a los novios por el “daño moral y material” que padecieron en 2008 cuando un corte de electricidad en Buenos Aires, que se prolongó por 24 horas, les trastocó por completo su boda.

La Cámara Civil y Comercial Federal confirmó así un fallo de un juez de primera instancia que había sido apelado por la compañía.

En su fallo, el tribunal de alzada consideró que la empresa es responsable, tal como está establecido en el contrato de concesión para prestar servicios en Buenos Aires y su conurbano, por los daños “causados a terceros o a los bienes de propiedad de estos como consecuencia de la ejecución del contrato o incumplimiento de las obligaciones asumidas”.

Según el tribunal, el apagón afectó a la casa de los novios, la iglesia y el club contratado para la fiesta y, si bien la boda se realizó, ésta se desarrolló “en condiciones muy diferentes a las programadas o pactadas”.

“No hay duda posible de que el normal desarrollo de la fiesta se vio afectado por el corte del suministro eléctrico y más aún si se considera la situación de los actores protagonistas de una de las noches más importante de sus vidas”, señalaron los jueces en su fallo.

La compañía deberá pagar a la pareja 4.200 pesos (unos 990 dólares) por pérdidas materiales y 10.000 pesos (unos 2.360 dólares) por el daño moral.

El resarcimiento incluye parte de lo que los novios pagaron por el alquiler del club, la contratación de un fotógrafo, un camarógrafo y un disc-jockey para la aguada y oscura fiesta, y el vestido de novia, que nunca pudo lucirse.

La noche de terror para esta pareja comenzó en la casa de la novia, cuando se cortó la luz y la joven tuvo que bajar seis pisos por escalera ataviada en su vestido blanco, para luego llegar a la iglesia y toparse con la desagradable sorpresa de que allí tampoco había electricidad.