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miércoles, 10 de julio de 2013

Pedro Palma: “Es fundamental legalizar el mercado paralelo” de venta de divisas

En una entrevista ofrecida al diario El Nacional, el economista Pedro Palma aseguró que el Gobierno Bolivariano debe evitar un “tsunami económico” aplicando nuevas estrategias que permitan liberar el mercado de divisas.
“Ciertamente el Gobierno sabe que debe evitar ese tsunami. Lo más inminente es hacer cosas en materia cambiaria, pero hay que destrabar la falta de divisas. Yo creo que son importantes las acciones que se están emprendiendo como la de permitir y estimular la oferta de divisas, pero eso no basta”, así lo reza un extracto de la nota.
Lea el artículo completo a continuación:
La experiencia del economista Pedro Palma abarca la docencia, la investigación, la asesoría e incluso las comunicaciones. Fue el primer economista que condujo un programa de televisión en horario estelar.
Un impecable currículum lo llevó a ser parte de la Academia de Ciencias Económicas.
Claro, didáctico, pero sobre todo sencillo, el especialista conversa en una mañana caraqueña ­con el Ávila a la espalda­ sobre la espiral inflacionaria, la escasez de productos, la delincuencia y la ausencia de servicios públicos de calidad.
Palma tiene la autoridad suficiente para preguntarle al Gobierno qué hizo con los 500 millardos de dólares en obras sociales que ­en teoría­ se invirtieron en bienestar social. “Dónde están los servicios públicos de calidad, los hospitales y las escuelas del primer mundo”. Pero va más allá y afirma que ha habido un desmantelamiento en el Banco Central de Venezuela y en Petróleos de Venezuela. Sin reparo alguno asegura que el Fonden debe ser eliminado por tratarse de una caja negra que ha recibido más de 105 millardos de dólares y no se sabe en qué fueron utilizados.
-¿Cómo percibe los esfuerzos del Gobierno para flexibilizar la política cambiaria? -El Estado está tomando conciencia sobre la gravedad de las trabas cambiarias y la necesidad de resolverlas, y por eso el nuevo Convenio Cambiario N° 22. La interpretación es que el Gobierno está tratando de buscar un mecanismo para alimentar de divisas el mercado, con el fin de solucionar los severos problemas de escasez que se traducen en presiones inflacionarias que están fuera de control.
-¿Por qué no levantar el control de cambio de una sola vez? -El Gobierno piensa que gobernar es controlar y creer que estaría inclinado a levantarlo es poco probable. Pero además hay experiencias recientes en Venezuela de levantamiento de un día para otro del control como se hizo con Recadi en 1989 y la OTAC en 1996. Allí se unificaron los tipos de cambio al mercado paralelo y trajo como consecuencia un tsunami porque se produjo una maxidevaluación que generó ajustes de precio fuera de control.
-Alta inflación, escasez, caída del gasto público. ¿No es acaso esto un tsunami? -Las cosas que suceden ahora son exactas a los primeros meses que precedieron el desmantelamiento de los controles de cambio de Recadi y la OTAC y eso es grave porque si no se toma conciencia muy probablemente caeremos en un tsunami cambiario.
-¿Es inevitable? -Creo que todavía hay espacios para tomar medidas que lo eviten.
-¿Qué lo lleva a pensar eso? -Ciertamente el Gobierno sabe que debe evitar ese tsunami. Lo más inminente es hacer cosas en materia cambiaria, pero hay que destrabar la falta de divisas. Yo creo que son importantes las acciones que se están emprendiendo como la de permitir y estimular la oferta de divisas, pero eso no basta. Es fundamental legalizar el mercado paralelo para estimularlo. Otros colegas y yo hemos propuesto que Pdvsa ofrezca una parte de sus divisas en ese mercado.
Esto le convendría a la petrolera que busca financiamiento desesperadamente para sus operaciones porque por cada dólar vendido obtendría más bolívares que los que recibe vendiéndoselos al BCV a 6,30 bolívares.
-¿Incluiría además al mercado paralelo, al Sicad? -Si, Pdvsa puede ofrecer otra parte en el Sicad y otra al tipo de cambio oficial, pero se le debe permitir tener más flexibilidad en la venta de las divisas.
-Habla de abrir el mercado secundario. -Sin duda, pero legalmente sin cometer un ilícito cambiario. Para eso hay que estimular una oferta de divisas que fluya hacia ese mercado.
También se deben suprimir las obligaciones de reservas internacionales excedentes al Fonden y reducir o eliminar las transferencias de Pdvsa a este y a otros fondos; así se liberan recursos para que sean vendidos al BCV. Asimismo, se debe permitir a los exportadores privados que vendan sus dólares en el mercado paralelo. Obviamente también a las personas naturales y a las empresas que los ofrezcan libremente. Todo esto llevaría a una convergencia de los tipos de cambio. Se reduciría la cotización del paralelo y no se tendría un dólar tan bajo.
-Usted habla de la reducción de los aportes de Pdvsa, pero ya se hizo una modificación de la Ley sobre Precios Extraordinarios y Exorbitantes. -Resulta curioso que cuando se ven los aportes en 2012 se observa que a Pdvsa le correspondió colocar 14,7 millardos de dólares al Fonden y este le pidió los aportes en bolívares, por lo que Pdvsa se los vendió al BCV para obtener los bolívares que necesitaba el fondo. Sin embargo, después el Fonden le devolvió a Pdvsa 6 millardos de dólares y el Banco Central tuvo que sacar de sus reservas internacionales otros 6 millardos para pasárselos al fondo. Es decir, con esa ley la mitad la pagaba Pdvsa y la otra mitad el instituto emisor con reservas internacionales. De hecho, en 2012 al BCV le tuvo que transferir más de 10 millardos de dólares al Fonden. De estos, 4 millardos fueron reservas excedentes y 6 millardos de dólares por impuestos a la ganancia súbita.
Con la continuidad de ese saqueo de recursos la petrolera y al banco para transferirle al Fonden, no va a haber dólares nunca. De allí que es fundamental que las transferencias al Fonden o a otros fondos se reduzcan
-¿Quiere decir que hay que eliminar el Fonden? -Si. Con el Fonden saquearon al BCV y a Pdvsa. En siete años los aportes sumaron 105 millardos de dólares.
-¿Por qué cree que no se toman decisiones rápidamente y de manera acertada? -Posiblemente priva lo ideológico sobre el pragmatismo.
El Gobierno lleva 14 años en el poder y nos ha acostumbrado a que gobernar es mandar, controlar, penalizar y amedrentar y no se han dado cuenta de que ese no es el mecanismo. Siempre insisto en decir que en política económica una cosa es querer hacer y otra poder hacer. Nosotros dependemos de la disponibilidad de divisas que no las producimos sino que proceden del exterior por venta de crudo o endeudamiento.
Cuando se distorsionan los procesos de una manera tan brutal con saqueos de reservas internacionales y de Pdvsa para financiar gasto a discreción por parte del Presidente ­sin rendir cuentas a nadie­ el manejo de esos dólares no es el óptimo.
-¿Cómo ve la situación económica del país? -Es una situación tremendamente difícil porque está caracterizada por desequilibrios muy profundos que hay que atender porque no hacerlo sería profundizarlos más y llegar a un ambiente de insostenibilidad. Las consecuencias pueden ser devastadoras. El Gobierno gasta más de lo que le ingresa. Las necesidades de financiamiento del sector público en su conjunto se calculan entre 15 y 19 puntos del PIB. La demanda de divisas, además, supera ampliamente la oferta: Existe un desequilibrio en el mercado monetario y financiero porque la política de gasto ha inyectado masivamente bolívares a la economía. La banca tiene excedentes descomunales y de allí la capacidad de crédito ilimitado, pero también genera problemas porque buena parte de esos bolívares se está canalizando hacia el mercado negro y por eso la cotización está en niveles tan exorbitantes. Todo esto genera presiones inflacionarias.
-¿La debacle incluye a Pdvsa? -Si, Pdvsa cada vez produce menos y los compromisos que se le imponen son cada vez mayores. La petrolera produce 2,7 millones de barriles diarios y en el mejor de los casos 1,3 millones le generan flujo de caja. Lo demás lo manda a Petrocaribe, Cuba y China que no le generan flujo de caja, de allí que sus ingresos de divisas estén severamente restringidos. No llegan a 50 millardos de dólares.
Por Blanca Vera Azaf / El Nacional