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sábado, 21 de enero de 2012

El extinto jefe de las Farc alias “Manuel Marulanda” poseía 57 fincas en Colombia, reveló el presidente Santos


AP) — El presidente Juan Manuel Santos reveló el sábado que el extinto líder y fundador de la guerrilla de las Farc era propietario de más de 50 fincas en dos departamentos del centro y del noreste del país.

Durante un acto público en la ciudad de Valledupar, departamento de Cesar y a 655 kilómetros al norte de Bogotá, el gobernante dijo que Pedro Antonio Marín, conocido como “Manuel Marulanda” o “Tirofijo”, fundador en 1964 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), poseía 57 fincas en Cundinamarca y Norte de Santander, valuadas en unos 5,2 millones de dólares y que les habrían sido arrebatadas ilegalmente por la guerrilla a campesinos.

La información sobre las fincas de “Tirofijo” fue encontrada en los computadores incautados en los campamentos de los jefes rebeldes Víctor Julio Suárez, alias “Mono Jojoy”, y Alfonso Cano, quienes fueron muertos por la fuerza pública en septiembre de 2010 y en noviembre de 2011, respectivamente, indicó Santos.

Tirofijo murió de muerte natural en marzo de 2008, según informó el grupo guerrillero.

Hace 15 días el gobierno informó que las Farc poseen haciendas arrebatadas a campesinos de entre 5.000 y 46.000 hectáreas en la región sur de Colombia y anunció acciones para recuperar el dominio sobre estas zonas.

El director de la Unidad estatal de Consolidación y Reconstrucción Territorial, Alvaro Balcázar, dijo que el despojo de tierras en el país protagonizado por las Farc “podría ser superior” al perpetrado por grupos paramilitares.

El funcionario precisó que el avalúo de estas propiedades fácilmente alcanza los 65.000 millones de pesos (más de 35 millones de dólares), incluidos lotes de ganado y caballos.

Las Farc son consideradas por Estados Unidos y la Unión Europea como una organización terrorista. Según el gobierno tiene en sus filas entre 8.500 y 9.000 integrantes.

En Colombia, un país de 114 millones de hectáreas de tierra, al menos dos millones le fueron quitadas a los campesinos por grupos armados ilegales, cuatro millones fueron abandonadas por sus propietarios por temor al accionar de esos grupos y entre 400.000 y 500.000 le fueron “robadas” al Estado en procesos fraudulentos en notarías y registros.