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miércoles, 13 de abril de 2011

DPA: el muro de la desconfianza conspira contra el diálogo de Costa Rica y Nicaragua




Un enorme muro de desconfianza conspira con los intentos de establecer un diálogo duradero entre Costa Rica y Nicaragua, países vecinos enfrentados por una disputa fronteriza que llevó las relaciones diplomáticas a sus niveles más bajos en 30 años.

Ese factor, las miradas de reojo y discursos altisonantes sirvieron de marco a la reunión que este martes sostuvieron delegaciones técnicas de los dos Estados, en una cita celebrada en la pura guardarraya, en el puesto limítrofe de Peñas Blancas, debido a la negativa de las autoridades nicaragüenses de penetrar en territorio costarricense.

“Fue un ridículo”, comentaba hoy un sociólogo de la Universidad de Costa Rica, al aludir a un grupo de policías derribando una malla metálica para que las dos comisiones pudieran verse las caras, cada una desde su terrtorio.

El propio vicecanciller de Costa Rica, Carlos Roverssi, quien encabezó la delegación que participó en el encuentro de Peñas Blancas, reconoció hoy que no hay “niveles sanos de confianza” entre las partes para avanzar hacia un diálogo binacional de alto nivel que permita establecer una agenda de desarrollo fronterizo y limar asperezas que enturbian los nexos políticos.

Las relaciones se encuentran erizadas desde octubre pasado, cuando Costa Rica denunció una invasión de tropas de Nicaragua en el territorio fronterizo de isla Calero, los Portillos, donde existe un humedal de escasos tres kilómetros cuadrados, zona que ahora los dos países reclaman como suya.

Costa Rica denunció a su vecina en noviembre ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por la “invasión”, acusándola de causar graves daños ambientales en el humedal luego de dragar el río San Juan y abrir un canal artificial en el suelo reclamado por Costa Rica para desviar las aguas de la vía acuática.

La Corte emitió una serie de medidas cautelares el 8 de marzo, entre las cuales está el retiro de militares y civiles de los dos países de isla Calero hasta tanto no decida sobre el fondo de la demanda costarricense.

Las aguas se calmaron tras el dictamen del tribunal, pero volvieron agitarse la semana pasada, cuando Costa Rica, argumentando que acataba una de las medidas precautorias de la CIJ, envió a un grupo de expertos junto a una misión de Ramsar, una instancia adscrita a la convención internacional para la protección de humedales, al sitio en disputa.

En ese contexto, San José convocó a la cita de Peñas Blancas con el objetivo de discutir un protocolo que permita la coordinación del combate al narcotráfico en la zona fronteriza, como lo recomendó la CIJ.

Los resultados del encuentro fueron escuetos. Salvo designar a dos representantes de coordinación, las dos delegaciones decidieron realizar una nueva cita el 5 de mayo en Guatemala.

Roverssi dijo hoy que dadas las circunstancias en que se celebró el encuentro fronterizo del martes, en medio de altas temperaturas, polvo y ante la prensa nacional e internacional, no se lograron avances sustantivos, como se pretendía.

“No se podía exponer planes de combate al tráfico de drogas porque los narcotraficantes se habrían enterado”, comentó el vicecanciller.

Ninguna de las delegaciones cedió a las pretensiones de ambos países de realizar el encuentro exploratorio en su patio. Por esta razón, personal civil y policial tuvo que acondicionar sillas y mesas en plena línea limítrofe, lo que le añadió una dosis de ambiente pueblerino al encuentro, el primero que se realiza desde que estalló el diferendo limítrofe en octubre.

Las posibilidades de una cita a alto nivel, entre la presidenta Laura Chinchilla de Costa Rica y su homólogo nicaragüense Daniel Ortega, parecen lejanas por ahora.

“Hace falta voluntad para solucionar los problemas”, advirtió este miércoles a un semanario costarricense el geógrafo Carlos Granados.

Los dos países deberían contribuir para abrir espacios confiables de diálogo”, dijo por su parte el diputado de izquierda, José María Villalta.
Y es que los dos países, cuyos líderes los llaman “hermanos siameses”, experimentan cíclicos períodos de tensión en sus relaciones, especialmente por problemas de carácter fronterizo que se remontan a hace 150 años, pese su dependencia.

En Costa Rica residen unos 500.000 nicaragüenses, que con su mano de obra contribuyen de manera sustancial a la economía local. Empresarios de Costa Rica tienen inversiones en Nicaragua, uno de los principales nichos comerciales del Estado costarricense en la región centroamericana y viceversa.

“Los dos países estamos ahí, es una realidad, no podemos a hacer desaparecer a Nicaragua o coger a Costa Rica y buscar otro destino”, comentó el vicecanciller Roverssi este miércoles.

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