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domingo, 21 de agosto de 2011

Los rebeldes aseguran tener en su poder a tres hijos de Gadafi

Lo que comenzó como un rumor procedente de los combatientes rebeldes en Trípoli ha sido confirmado horas después por el Consejo Nacional de Transición (CNT), el Gobierno interino insurgente en Bengasi: tres de los hijos de Muamar el Gadafi, Saif al Islam, Saadi y Mohamed, están en poder de las fuerzas sublevadas.

La información oficial sobre las circunstancias del apresamiento de los Gadafi, y de su paradero escasean en estos momentos. Un portavoz del CNT ha declarado durante la madrugada a la cadena árabe Al Yazira que Saif y Saadi habían sido capturados, y que Mohamed se había entregado. "Están en un lugar seguro", dijo el portavoz, sin dar más detalles. Hay sin embargo dudas sobre si Saadi está realmente detenido.

El personaje más valioso de los capturados por los rebeldes en las últimas horas es, sin duda, Saif al Islam, mano derecha del dictador, y en quien su padre había depositado sus esperanzas para que lo sucediera en el poder. Licenciado en la London School of Economics, era el hijo con el perfil más político y fue, en la pasada década, el rostro reformista del régimen. De hecho, sus iniciativas de apertura económica y política rehabilitaron la imagen del Gobierno libio, condenado como un paria en los años ochenta por su apoyo al terrorismo internacional.

Con el respaldo de algunos círculos del poder, Saif impulsó la llegada de la inversión extranjera y facilitó la reinserción de cientos de islamistas encarcelados por su padre en los años noventa. Para diseñar sus programas de reforma convocó a prestigiosos intelectuales y académicos libios. Se da la circunstancia de que la mayoría de ellos se unieron a la rebelión y refuerzan hoy la intelligentsia de las autoridades de transición en Bengasi. Saif, dicen muchos de ellos, estaba siendo utilizado por su padre, que nunca permitiría que las reformas condujeran a un cambio político.

Al principio de la revuelta, algunos círculos rebeldes vieron en Saif al Islam un posible interlocutor. Pero esa eventualidad quedó dinamitada en el momento en el que el hijo de Gadafi salió en televisión amenazando, con el índice en alto, con aplastar la rebelión. El "discurso del dedito", como llaman en Bengasi a aquel episodio, cerró las puertas a una salida política para Saif al Islam. Ahora está reclamado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad, junto a su padre y Abdula el Senussi, jefe de inteligencia del régimen. El propio Tribunal ha confirmado esta madrugada la detención de Saif al Islam.

Los otros dos hijos que los rebeldes dicen haber apresado no han tenido mayor relevancia política. Saadi, de 37 años, es conocido por su afición por el fútbol. De hecho jugó en el principal club de Libia, fue presidente de la selección nacional e incluso fichó por el equipo italiano de Perugia. Los libios aseguran que en su carrera siempre pesó más la influencia de su padre que sus cualidades deportivas.

Por lo que respecta a Mohamed, quien supuestamente se ha entregado a las fuerzas rebeldes, es quizás el más discreto de los Gadafi. Es el primogénito, hijo de la primera esposa, y ha vivido volcado en sus negocios.
El dictador tiene además otros descencientes: Mutasim y Jamis, jefes militares y figuras clave en esta guerra; Aisha, abogada y muy cercana a su padre, y Saif el Arab, caído en un bombardeo de la OTAN.

¿Y Muamar el Gadafi? Se especula desde hace tiempo que puede encontrarse fuera de Trípoli. De hecho, sus mensajes al país son siempre grabados por teléfono, con sonido deficiente.

EL PAIS