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domingo, 25 de septiembre de 2011

Boca sigue puntero en Argentina

SACAN CHISPAS. Berardo y Viatri disputan un balón en La Paternal. (Télam)La confirmación. Boca ya estaba bautizado y había tomado la comunión. En La Paternal debía confirmar todo lo bueno que había conseguido en una semana con tres partidos, con triunfos sobre Lanús y Estudiantes, nada menos. Ahora el equipo de Julio César Falcioni, con 18 partidos invicto, debía al menos no perder ante un Argentinos que ya cambió al técnico (Néstor Gorosito reemplazó a Pedro Troglio) y que llegaba sin victorias en el Apertura.

De memoria, Orion; Roncaglia, Schiavi, Insaurralde, Clemente; Rivero, Somoza, Erviti; Riquelme; Viatri y Mouche, el mismo equipo que el jueves venció 1-0 a Estudiantes. Argentinos apostó a sus dos volantes centrales para controlar lo incontrolable: Germán Basualdo y Roberto Brum tenían que cortar el circuito de juego que Román le da a Boca.
En ese escenario se dio un primer tiempo friccionado e impreciso. Aunque con algunas situaciones. Porque Argentinos, que durante casi todo el primer tiempo corrió y metió, también intentó golpear y casi lo logra con dos cabezazos de Santiago Salcedo. Sin embargo, otra vez fue Riquelme el más desequilibrante del partido. Con un par de tiros libres que despejó bien Nereo Fernández y con un remate desde afuera del área que el arquero sacó al córner. Pero la más clara la tuvo Roncaglia, que quedó sólo en el área y sacó un zurdazo a las manos del arquero. Cuando Román se la pedía por el medio.

Boca fue más, hizo circular la pelota. Porque cuando la intención es jugar no importan las medidas. En una estancia o una baldosa, la técnica siempre prevalece. Por eso Erviti y Riquelme monopolizaron el balón, juntándose con Viatri. Descargando para Clemente y Rivero. Y recuperando rápido la pelota, en campo rival, gracias a la ubicuidad de Somoza. Le faltaba el gol a Boca.

Para el segundo tiempo Argentinos cambió su actitud, pero no su forma de jugar atolondrada y basada más en la fuerza que en la habilidad de dominar el elemento clave en este deporte: la pelota. Tanto es así que contó con la jugada más clara del partido con un centro que Brum bajó en el área, Juan Sabia devolvió al centro del área chica, Salcedo empujó y dio en Insaurralde para quedarle mansita y servida de nuevo a Brum… Travesaño y afuera. Increíble. “La suerte del campeón…”, dijo uno lamentándose en la platea del Diego Maradona.

Primero entró Juan Ramírez por Ciro Rius. Y después el resto. Falcioni se dio cuenta que necesitaba aire en el medio, entonces cambió ficha por ficha: Pochi Chávez por Rivero, Nico Colazo por Erviti. Boca mejoró, recuperó la pelota y dinámica en el medio. Al final, parecía un duelo entre Riquelme y Nereo Fernández. Porque lo más peligroso de la visita fue la pegada del enganche. Y a los 31 casi rompe el cero, con un tiro libre desde la derecha que Nereo sacó con las uñas al córner.

El empate a Boca no le caía tan mal y con el correr de los minutos se enamoró de la idea (si no es que no lo había hecho antes). Con el punto el equipo de Falcioni mantenía la ventaja en la cima (cuatro puntos sobre Racing) y el invicto que ahora se estiraba a 19 partidos. Argentinos lo fue a buscar en el final, en cambio, urgido por una victoria. Sobre el final del partido, Ramírez se encontró en el área con la pelota y con Orion entregado al fusilamiento. Pero el pibe enganchó con la canilla el centro desde la derecha, la tiró afuera y terminó él enredado adentro del arco y la pelota en los carteles. El 0 a 0 quedó grabado a fuego.


El clarin