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viernes, 30 de marzo de 2012

Mujer mandó a matar a su pareja porque “lo quería dejar y él insistía” en continuar la relación


Cuando los hijos de Danilo Fuenmayor Soto (47) se enfrentaron a Ángela Pirela Martínez (38) en la prefectura, ella negó que sostuviera una relación sentimental con él desde hace tres años.
Danilo, uno de los hijos de Fuenmayor, se mostró sorprendido por su reacción: toda la población del sector Mancita conocía los amoríos del panadero y la paramédico. Entonces sospechó. Su padre salió el domingo 4 de marzo a las 5.00 de la mañana a repartir los paquetes de panes en Maracaibo y La Concepción. Luego se iría con Ángela a una parrillada familiar en el municipio La Cañada de Urdaneta.
Sus hijos estaban seguros de que regresaría a las 4.00 de la tarde de ese día, como él había avisado antes de salir, pero nunca lo hizo. Algunos familiares los vieron juntos, aunque la paramédico negó que se hubiesen visto.
El lunes no llegó y el martes tampoco. Sus familiares recurrieron a ella porque sería la última que habló con él. “Yo lo llamé ese domingo a las 11.00 de la mañana, pero no respondió”,dijo su hijo Danilo ayer.
El día miércoles Ángela no fue a laborar y el jueves, se mudó de residencia con todas las pertenencias que en vida le habría regalado Fuenmayor.
Ante la ausencia de su padre, los consanguíneos denunciaron el hecho ante el Grupo Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional y acudieron a los medios de comunicación.
Ayer Odalis Caldera, secretaria de Seguridad y Orden Público, presentó a Ángela Luisa Pirela Martínez (38) como asesina del panadero. Al parecer, ella contrató a su expareja, Ríchard Segundo Urdaneta (40), para cometer el homicidio.
El Cpez localizó a la paramédico el martes en una residencia del barrio Negro Primero, en San Francisco. En su declaración delató a su cómplice y horas más tarde lo agarraron en el municipio La Cañada de Urdaneta. En su casa escondía la escopeta con la que mató a Fuenmayor.
La mujer pagó tres mil bolívares a su expareja. Argumentó que lo hizo: “Porque me tenía acosada. Lo quería dejar y él insistía”.
Ese domingo 4 de marzo acordaron verse en La Curva de Molina. Pirela y Urdaneta abordaron la Waggoner. Recorrieron toda la ciudad hasta llegar a La Cañada. Ahí pidió a Danilo estacionar en un espacio de Palmarejo Viejo para recoger leña.
Danilo tenía algunos palos en los brazos cuando levantó la mirada y vio el cañón de una escopeta que le apuntaba a su cuerpo. Ríchard disparó. El balazo se alojó en el brazo.
Sorprendido, la víctima dirigió la vista hacia Ángela y le preguntó por qué le hacía eso. El homicida disparó otras tres veces: dos en el abdomen, uno en un brazo y uno en la cabeza. Luego el asesino tomó un recipiente con gasolina y le prendió fuego.
El cadáver apareció el 16 de marzo.
Con información de La Verdad