(AFP) - “Estamos bien en el refugio los 33″. Fue ese mensaje, escrito con un lápiz rojo al que apenas le quedaba tinta, el que le anunció al mundo exactamente hace un año que estaban vivos los mineros atrapados desde hacía 17 días a más de 600 metros de profundidad en un yacimiento al norte de Chile.
Varios mensajes fueron enviados desde el fondo de la mina pero fue ese papelito, escrito por el minero José Ojeda, el que fuera advertido por los operarios que trabajaban en el rescate el 22 de agosto de 2010 cuando ya flaqueaban las esperanzas.
Los 33 mineros habían quedado atrapados por un derrumbe el 5 de agosto, y a través de sondas se buscaba desesperadamente hallarlos. No había mucho optimismo ni de los operarios ni de las familias, pero la aparición de ese papelito ese domingo lo cambió todo.
“No era el único mensaje. Eran muchos mensajes; los primeros los escribimos con lápiz pasta (bolígrafo)”, cuenta a la AFP el propio Ojeda, de 47 años.
El papel emergió adosado a una sonda por el estrecho tubo que logró contactarlos al fondo de la mina San José. Primero fue encontrado por un operario, luego lo tomó el entonces ministro de Minería, Laurence Golborne, y finalmente el presidente Sebastián Piñera lo mostró al mundo.
“Esto salió hoy día de las entrañas de la tierra”, dijo visiblemente emocionado Piñera al mostrar el papel. “Es el mensaje de nuestros mineros que nos dicen que están vivos, que están unidos”, añadió mientras sus familiares se abrazaban de emoción.
“Nunca tan pocas palabras habían provocado tanta alegría en un país entero”, agregó el mandatario sobre un mensaje que aún hoy es calificado como un ejemplo de precisión.
“Realmente yo no lo veo como un mensaje, es un informe técnico”, explica Ojeda a la AFP al cumplirse un año de la tragedia, que los mantuvo a él y a sus compañeros sepultados por 69 días, al cabo de los cuales fueron rescatados.
“Con los años que llevo en la minería sabía perfectamente que si ocurría algo tenía que decir la cantidad de personas y el lugar en que estaba ubicado”, añade el minero.
Luego, entrega detalles del momento en que se escribió:
“Cuando se escribió había dos lápices, uno negro y otro rojo. El negro no escribió, se hizo empeño pero no pasó nada. Al rojo le quedaba poca tinta, por eso salió medio desteñido”, narra.
“El lápiz era de un eléctrico. Los eléctricos usan esos lápices para marcar los cables cuando se desconectan. La hoja era del cuaderno de un operador que anotaba su trabajo diario”, prosigue.
“Lo envolvimos en una bolsa de explosivo, que es una bolsa gruesa, les pusimos cámara de auto (goma usada en el interior de los neumáticos) y huincha (cinta) aisladora, por eso salió tan limpiecito”, agrega.
Muchos otros mensajes se perdieron pues en la subida de la sonda fueron destruidos por la fricción.
El mensaje recorrió el mundo. Piñera regaló copias de él a varios líderes mundiales.
Fue inscrito a nombre de su autor en el registro de propiedad intelectual y tras un año retornó a las manos de Ojeda, uno de los más afectados por la experiencia y hoy en día en licencia médica.
Fue inscrito a nombre de su autor en el registro de propiedad intelectual y tras un año retornó a las manos de Ojeda, uno de los más afectados por la experiencia y hoy en día en licencia médica.
Pero fue sólo por pocos minutos. En una ceremonia en la que se conmemoró el pasado 5 de agosto un año del derrumbe que sepultó a los mineros, le fue devuelto a su autor, pero éste lo entregó de inmediato al Museo Regional de Atacama, que lo conservará como reliquia.
“Me gustaría también haberlo andado paseando, pero no se va a poder. Mejor me hago otro para mí“, comentó entre risas el minero.