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sábado, 7 de enero de 2012

Los estudiantes latinos sufren dificultades en las escuelas de EE UU


(AP) — Como enlace con los padres en un distrito escolar de mayoría hispana en rápido crecimiento, Ana Lozada navega en medio de una profunda brecha cultural: los padres creen que los maestros son racistas, y éstos dudan del compromiso de los primeros.

Esa dificultad para comunicarse ayuda a explicar los problemas de las escuelas públicas en Windham, un distrito en el este rural de Connecticut ubicado cerca del fondo de la tabla de clasificación de desempeño en un estado mejor conocido por escuelas de alumnos brillantes en los elegantes suburbios de la ciudad de Nueva York.

El año pasado, la entidad tomó el paso sin precedentes de intervenir el distrito para hacer frente a problemas presupuestales, exámenes con resultados cada vez más pobres y crecientes tasas de deserción.

“Están pasando muchas cosas, en especial con las familias que hablan español. Les está costando mucho trabajo“, dijo Lozada, de 24 años, una de siete enlaces hispanohablantes contratados el año pasado después que las autoridades estatales comenzaron a supervisar al distrito.


Connecticut tiene una de las brechas más amplias entre las calificaciones de los alumnos más brillantes y los que tienen el desempeño más bajo, hueco que el gobernador Dannel P. Malloy se ha comprometido a enfrentar al hacer de la reforma educativa la prioridad de la sesión de los legisladores que comienza el mes próximo. La brecha refleja las enormes disparidades del estado en el nivel de riqueza, y también capta las dificultades que pasan las minorías.

A pesar de un incremento de casi el 50% en la población hispana durante la última década, las partidas estatales para la enseñanza del inglés como segunda lengua han disminuido de 2,5 millones de dólares en 1999 a 1,9 millones este año.

Pero los partidarios de la reforma dicen que la brecha no puede adjudicarse sólo a las dificultades por el idioma, y argumentan que el Estado no hace lo suficiente para preparar a los maestros con el fin de que puedan hacer frente a los crecientes índices de diversidad y pobreza.

Ante los pronósticos de que uno de cada cinco estudiantes en Connecticut será hispano para 2020, los activistas advierten que el Estado corre riesgo al no prestarle la atención suficiente a los problemas que enfrentan. Aproximadamente 479.000 de los 3,5 millones de habitantes son hispanos.

“Si no preparamos a estos jóvenes no tendremos suficientes trabajadores que puedan apoyar a una población que envejece“, dijo Estela López, ex vicecanciller de asuntos académicos para el sistema de universidades estatales de Connecticut.

En Windham, un pueblo a 48 kilómetros (30 millas) al este de Hartford, Lozada dice que muchos padres hispanos le dicen que no se sienten bienvenidos en la escuela primaria del centro de la población.

Ana Ortiz, supervisora de las escuelas de Windham, dice que esas instituciones educativas han tenido que hacer frente al racismo, tanto dentro de ellas como en el exterior, en un distrito tradicionalmente dominado por blancos que se ha convertido en hispano en casi un 70% con un reciente flujo de inmigrantes provenientes de México.

“A la hora de determinar el presupuesto, ha ocurrido muchas veces que la gente se pusiera de pie y dijera: ‘¿Por qué tenemos que mantener a esos niños?”’, afirmó Ortiz.