La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, puso en marcha hoy una ofensiva para acelerar el proceso de preparación del país hacia el Mundial de fútbol de 2014 y poner fin a los serios retrasos que motivan manifestaciones de preocupación de la FIFA y peleas políticas internas.
La serie de gestiones de la mandataria, que incluirá en los próximos días reuniones con autoridades de las 12 ciudades elegidas para recibir partidos del Mundial, se inició este lunes, con encuentros con el ministro del Deporte, Orlando Silva y con el secretario de Aviación Civil, Wagner Bittencourt.
Bittencourt ha sido nombrado por Rousseff para comandar la flamante Secretaría de Aviación Civil, y su principal misión es la de elaborar un proyecto de concesión de aeropuertos al sector privado para acelerar las obras de modernización y ampliación de la precaria red de terminales aéreos del país.
Otros problemas serios son las obras de movilidad urbana y los estadios que recibirán partidos del Mundial, incluso el de Sao Paulo, cuyas obras ni siquiera se iniciaron, lo que en los últimos dos días motivó un intercambio de acusaciones entre el ministro Silva y las autoridades de la mayor metrópolis brasileña.
A raíz del retraso, ya está virtualmente descartada la posibilidad de que el futuro estadio del Corinthians pueda recibir partidos de la Copa Confederaciones de 2013, por lo cual las autoridades paulistas propusieron ceder otro estadio para la competencia previa al Mundial.
El ministro del Deporte, sin embargo, rechazó tajantemente esa propuesta, que calificó de “inadecuada”: “No podemos premiar a los que no cumplen las determinaciones de la FIFA”, argumentó Silva, quien advirtió que las demoras podrán impedir que Sao Paulo reciba la apertura del Mundial de 2014.
Según Silva, además de Sao Paulo, otras tres ciudades -Belo Horizonte, Brasilia y Salvador de Bahía- también luchan por el derecho a organizar el partido inaugural: “De las cuatro candidatas, tres están en buen rItmo, y la FIFA tiene buenas referencias para elegir a la mejor”.
El secretario municipal de Deportes de Sao Paulo, Walter Feldman, sostuvo que los problemas que enfrenta la mayor metrópolis brasileña para cumplir el cronograma se deben principalmente a demoras del comité organizador local, que recién en junio del año pasado anunció su rechazo al proyecto de reforma del estadio Morumbí, el primer candidato en recibir los partidos del Mundial en Sao Paulo.
“Las declaraciones de las autoridades federales transmiten la idea de que la culpa es de Sao Paulo… (Pero) si hace dos años hubiesen dicho que el Morumbí sería inviable, nosotros hubiéramos optado por otro estadio”, expresó Feldman.
Según el diario brasileño “O Globo”, en los contactos que sostendrá con gobernadores de los estados cuyas capitales están incluidas entre las ciudades sede del Mundial, Rousseff tratará de convencerlos a involucrarse activamente en la preparación para la cita y proponer una unión entre el gobierno federal y las autoridades provinciales para acelerar las obras necesarias.
“Ella (Rousseff) va a demostrar que el gobierno federal quiere actuar como socio… Demostrar que el Mundial puede ser un juego en el que todos ganan si trabajan juntos… Dilma subrayará que, desde el punto de vista político y electoral, ellos (los gobernadores) pueden ser los más beneficiados o los más perjudicados por el resultado final del Mundial en sus estados”, afirmó el rotativo.
Al mismo tiempo, la mandataria busca flexibilizar los mecanismos de fiscalización externa de las obras por parte de organismos como el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), para evitar más demoras en la concretación de los proyectos.
La “entrada a la cancha” de Dilma Rousseff ocurre en un momento clave para definir el éxito o el fracaso de Brasil en organizar el segundo Mundial de fútbol de su historia: “El año 2011 es decisivo para el éxito de 2014″, resumió Orlando Silva.
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