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sábado, 22 de octubre de 2011

Una mujer es reconocida como Policía del Año por su admirable valor (+fotos)

“Pasaron 48 horas de desesperación, los nervios comenzaron a apoderarse de mí, eran muchas horas sin poder bañarme, de comer pasta con atún, de ver como el agua potable se hacía insuficiente, las baterías de los celulares se agotaban. En esos momentos te da más hambre, más sed, la desesperación era increíble, en fin estaba en shock”. Es así como Norelkis Monterola, subinspector de la Policía de Miranda vivió en carne propia el poder de la naturaleza.

Esta aguerrida y noble mirandina residente de San José de Barlovento, quien pertenece a la División de Relaciones Comunitarias del cuerpo de seguridad, nunca imaginó que un fuerte aguacero se transformaría en incesantes lluvias que el pasado año castigaron fuertemente la costa barloventeña.

Recuerda claramente cómo inició la faena de ese domingo del mes de noviembre cuando se activó con su equipo de trabajo a recorrer y ayudar a esas comunidades que vieron sus casas inundarse y muchos de ellos quedarse damnificados. “Duramos más de 20 días en ese proceso, somos 4×4 y a todo terreno”. Pero la historia daría un vuelco, la casa de esta funcionaria pública también se vio seriamente afectada.

El agua entraba y entraba, me senté a esperar imaginando que todo pasaría, pero no, el agua me llegó hasta las rodillas”. Sin titubear llamó a sus vecinos para que todos subieran al segundo piso de su vivienda, ya que allí se refugiarían del agua. Albergó a aproximadamente 27 personas entre niños y adultos, algunos improvisaban “camas” al unir dos sillas para pasar la noche, otros optaron por hamacas. “Todos dormíamos de lado para caber, ante una emergencia como ésta uno pierde la pena”.

Transcurrieron casi cuatro días de intensa lluvia, pero luego de 48 horas de ese lapso, Norelkis decidió regresar al trabajo, su deber la llamaba, dejó ubicados a sus vecinos y les dijo “aquí están las llaves”, yo debo seguir ayudando. Paradójicamente esta vocación de servicio es de genética, su mamá también prestó su casa como refugio “ella es enfermera jubilada, ambas le tendemos la mano a quien lo necesite”.

Esta loable labor no pasó desapercibida, la subinspector fue reconocida como Policía del Año, “yo no hice esto para que me hicieran un reconocimiento, lo hice porque era mi deber como vecina y ciudadana, es algo que nace de corazón, no me veo persiguiendo a un ladrón, sino trabajando por la comunidad, Dios nos ubica en donde uno tiene que estar”.

No siempre podemos predecir el daño que un fuerte aguacero puede causar, pero lo que sí podemos asegurar es que el ímpetu y la capacidad de respuesta que tuvo Norelkis la acompañarán siempre.

Vía nota de prensa