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lunes, 13 de febrero de 2012

¿El beso de boda perfecto? Conozca algunos consejos para lograr que sea de ensueño


La brevedad del beso que se dieron Guillermo y Catalina en el balcón del Palacio de Buckingham poco después de su boda en abril del año pasado dejó insatisfecha a la multitud.
“¡Otro!” gritaba a coro la muchedumbre reunida frente al palacio en Londres. Los recién casados accedieron y lo hicieron un poco más largo para la aclamación y júbilo de todos los presentes.
Raros serán otros besos de boda que estén sujetos a tanto escrutinio, pero aquí hay una lección:a la gente le gusta este acto y tiene opiniones definitivas sobre cómo debe realizarse.
Algunos quieren pasión, otros no. Otros quieren que sean teatrales y unos más, natural, pero eso sí, todos quieren que sea sincero.
“Existen pensamientos divergentes sobre el beso”, dijo Kristin Koch, directora del cibersitio de bodas TheKnot.com. “Algunas personas piensan que hay mucho público y no quieren hacer demasiado. Otros piensan que esta es su gran declaración de amor”.
A continuación algunos consejos para que El Beso de los recién casados sea digno de júbilo y no de pena ajena:

Conversar

Si la pareja habla de todo, desde la boda hasta la lista de los invitados y los vestidos de las damas de honor, por qué no del tipo de beso que se quiera compartir o cuál no. Platicar el tema con anticipación, puede ayudar a que las cosas salgan con más naturalidad el gran día.
Chelsea Kopperud, de 26 años, prepara su boda para junio entrante en su natal Rushford, Minnesota. Dijo que cuando se casaron sus padres ambos se sentían incómodos para besarse delante de los presentes y esperaron para darse un beso atrás de la iglesia.
Sin embargo, Kopperud y su prometido, Jeffrey O’Donnell, tienen pensado besarse al término de la ceremonia nupcial y se pusieron de acuerdo cómo será: elegante y cariñoso.
“Acordamos que no sea un beso rápido, queremos que sea algo más íntimo. Será nuestro primer beso como esposos”, dijo Kopperud, coordinadora de contabilidad en una compañía de abastecimientos industriales. “Creo que durará cinco segundos”.

Practicar

Sonaría ridículo porque, después de todo, la mayoría de las parejas ya se han besado demasiado. Pero no sobra la práctica, en especial si se hará una maniobra distinta a la que no se está habituado como cuando el recién casado reclina a la esposa antes de darle el beso.
Hope Bourgeault, de 21 años y estudiante de trabajo social de la Universidad de Wisconsin-Eau Claire, dijo que ella y su prometido, Jeff Betterman, se casarán en agosto y practican el paso de la reclinación para no lucir torpes.
“Imagino que si no practicamos él me va a soltar de los nervios o tal vez yo me doble hacia un lado y el crea que será para el otro, sería un total desastre”, agregó.

O mejor… no practicar

Algunas personas insisten que el beso debe ser natural y que se haga como se crea que es lo correcto en el momento. La neoyorquina Andrea Fassacesia, quien se casará en abril, dijo que ella y su prometido decidieron que sea “improvisado”.
“Un beso ensayado se ve ensayado”, dijo. “Debe ser natural, íntimo y romántico. Y aunque se haga ante numerosas personas debe salir como si sólo estuviéramos nosotros dos”, agregó.
De acuerdo con una encuesta informal de The Knot, apenas un tercio de 71 consultados dijo que tenía intención de practicar el beso. La mayoría —61%— dijo que realizarán el beso como le salga en el momento.

Tomar la posición más cómoda

Es mejor no reclinar a la novia ni hacer cualquier otra acrobacia si no se tiene la seguridad de que saldrá bien.
Koch dijo que los novios sienten más presión que las novias con lo del beso, en virtud de que según la tradición la iniciativa va por cuenta del hombre.
Para Koch, las parejas deben recordar que ya tienen suficientes nervios en el altar como para agregar la presión de un beso de fantasía.

Guardar la compostura

Casi todo mundo coincide en que son impropias las muestras de cariño exageradas con escenas de larga duración. Estas podrían parecer forzadas y hacer que los invitados no sepan qué hacer de la vergüenza. Hay que recordar el beso largo y sin gracia que Al Gore dio a su esposa Mary Elizabeth Aitcheson en la Convención Nacional Demócrata de 2000.
“Que las parejas se diviertan, que sean sinceras, pero una gran escenificación o un beso de lengua no es apropiado, en especial si andan por ahí los abuelos”, dijo Koch