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viernes, 29 de junio de 2012

Iglesia resistirá al "poder destructor", dijo Benedicto XVI a 44 arzobispos


El papa Benedicto XVI pidió el viernes a 44 nuevos arzobispos del mundo entero reunidos en el Vaticano que respeten la "comunión" en torno a él, asegurándoles que el "poder destructor del mal" no prevalecerá en la Iglesia católica.

El pontífice de 85 años entregó el palio, una tela de lana blanca, a los arzobispos nombrados desde enero, como cada año con motivo de la fiesta de San Pedro y San Pablo, feriado en Roma.

Benedicto XVI evocó las relaciones del apóstol Pedro, el primer Papa, y de Pablo, un ex perseguidor de los cristianos que se convirtió en gran evangelista, en lo que podría ser considerado como un análisis de la Iglesia católica actual.

En momentos en que el peso excesivo de los italianos en la curia es considerado como una de las razones del escándalo "Vatileaks", los arzobispos reunidos en la basílica San Pedro, muchos de ellos cardenales o futuros cardenales, mostraban la imagen universal de la Iglesia: siete brasileños, cuatro filipinos, africanos, algunos aún en la cincuentena.
"Pedro y Pablo, si bien humanamente muy diferentes, y a pesar de los conflictos que no faltaron, realizaron una nueva manera de ser hermanos", destacó el Papa.

"El drama de la historia del papado mismo se caracteriza por la coexistencia de dos elementos: por una parte (...) el papado constituye el fundamente de la Iglesia peregrina en el tiempo. Por la otra, a lo largo de los siglos, emerge también la debilidad de los seres humanos, que sólo la apertura a la acción de Dios puede transformar", afirmó el sumo pontífice.

Recordó también las palabras de Dios al profeta Jeremías, señaladas por la Biblia: "hago de ti una ciudad fortificada, una columna de hierro, un bastión de bronce (...). Te combatirán, pero no podrán nada contra ti, pues estoy contigo para liberarte".

"La promesa que Jesús hizo a Pedro es aún mayor: Pedro deberá ser defendido del poder destructor del mal", agregó.

"La Iglesia no es una comunidad de personas perfectas, sino de pecadores que deben reconocer (...) que necesitan ser purificados por la Cruz de Jesucristo", volviendo a la "purificación", tema constante después de los escándalos de pedofilia u otros.

Esta presencia de prelados del mundo entero debería ser la ocasión de negociaciones informales sobre la crisis que atraviesa la Iglesia católica desde la filtración masiva de documentos del Vaticano.

AFP