Se acerca el día de la verdad
AP) — Los dos principales contendientes a la presidencia de Venezuela, el mandatario encargado Nicolás Maduro y el opositor Henrique Capriles, cerraron el jueves sus campañas rumbo a los comicios para suceder al fallecido líder Hugo Chávez, en el final de un proceso marcado por el cruce de ataques y en el que aparece como favorito el aspirante oficialista.
En Caracas, en su último acto de campaña para los comicios del domingo, Maduro recibió el respaldo de cientos de miles de seguidores vestidos de rojo -el color que identifica a los seguidores de Chávez- que desbordaron algunas calles del centro de la capital en un ambiente festivo con danzas, cervezas y fuegos artificiales.
“Creen que la revolución se acabó porque perdimos físicamente a nuestro comandante…nosotros respondemos con humildad, con convicción, pero con fuerza: Ahora es que hay Chávez pa’ rato”, dijo Maduro, quien se proclama como “hijo” del ex mandatario y ha prometido continuar con su proyecto.
En el acto recibió el respaldo del ex astro del fútbol argentino Diego Armando Maradona, ataviado con una camisa, también roja, y quien ante la euforia de la gente firmó algunos balones y los pateó hacia la multitud.
El presidente encargado del país llegó hasta el templete instalado en una de las más grandes avenidas de la capital venezolana, donde se colocó dos periquitos australianos en cada uno de los hombros, en una aparente alusión a burlas de la oposición, mismas que él ha utilizado a su favor.
Una de las principales burlas de la oposición durante la campaña surgió luego de que Maduro dijo que el espíritu de Chávez lo visitó en forma de pajarito. En sus actos, el candidato comenzó incluso a silbar como un ave.
Prácticamente al mismo tiempo, el candidato opositor cerró su campaña en el estado occidental de Lara, gobernado por su jefe de campaña, Henry Falcón. Ahí, el político que ha dicho que busca gobernar para todos, pidió a la gente darse la oportunidad de cambiar el rumbo futuro del país.
“Si usted quiere futuro tiene que cambiar al gobierno”, dijo Capriles, ataviado con una camisa y una gorra con los colores de la bandera venezolana (amarillo, azul y rojo).
“Yo creo que es hora de abrir un nuevo ciclo, yo creo que cada uno de ustedes tiene que darse la oportunidad”, añadió el político, que aprovechó para lanzar sus últimos dardos de la campaña contra Maduro.
“Resultó un fraude de candidato”, señaló y dijo que tras las elecciones del domingo “tendrá que entregarme la banda tricolor, porque empieza un nuevo gobierno en Venezuela”.
Algunos esperan que esta contienda electoral sea de las más reñidas de la historia democrática de Venezuela, pese a que los escasos sondeos que fueron revelados apuntan que el candidato oficialista saldrá victorioso.Con la esperanza de la oposición de poder remontar en las preferencias, las campañas concluyen poco más de un mes después de que Chávez muriera a consecuencia de un cáncer que lo aquejó por casi dos años y cuya imagen se mantuvo como elemento central de la contienda.
Maduro capitalizó a lo largo de la campaña la imagen de Chávez, quien hizo del apoyo a los pobres el centro de sus políticas públicas marcadas por la aplicación de diversos programas sociales, incluidos en materia de vivienda, alimentos baratos y servicios médicos gratuitos.
Maduro prácticamente no ha revelado ideas distintas a las de Chávez para enfrentar los desafíos futuros de Venezuela.
“El comandante Chávez cambio la historia de Venezuela y la América Latina. Inauguró una época de inclusión y participación de las mayorías”, dijo y lo describió como “el cristo redentor de los pobres”.
Maduro desde tempranas horas de la tarde congregó a centenares de miles en un acto en la céntrica avenida Bolívar de Caracas y otras seis vías aledañas. Esa concentración pareció superar a la de Capriles el domingo pasado, también realizada en ese emblemático lugar. Sin embargo, voceros de la oposición dijeron que tal multitud sólo fue posible porque el gobierno, pese a ser un día laborable, cerró la mayoría de las oficinas públicas para llevar a empleados públicos y transportó en autobuses a miles de sus partidarios de distintas regiones del país.
Los escasos sondeos han puesto a la cabeza de las preferencias a Maduro, aunque en los últimos días al menos una encuesta ha señalado que se redujo su ventaja sobre Capriles, quien compite por segunda ocasión por la presidencia.“Estamos en presencia de un brutal uso de los bienes del Estado en la movilización de miles de personas de todo el país a Caracas. Aquí lo que cuenta es lo que pasará el domingo, cuando con votos se pondrá fin al abuso de poder”, dijo a la prensa el alcalde del municipio capitalino de Sucre, Carlos Ocariz, quien también funge como director del comando de campaña de Capriles. Dirigentes oficialistas repetidamente han rechazado esas críticas.
Un último estudio de la encuestadora local Datanálisis ubicó a Maduro con una intención de voto de 54,8% frente a un 45,1% de Capriles, un margen de 9,7 puntos porcentuales, menor al que la misma empresa registró en marzo de 14 puntos porcentuales.
La encuesta, realizada para clientes privados como la firma Credit Suisse, se realizó del 1 al 5 de abril entre 1.300 personas en todo el país con un margen de error de 2,66 puntos porcentuales.
Aunque la campaña oficial tuvo una duración de escasos 10 días, ambos candidatos comenzaron hace casi un mes sus actividades políticas, en las que dominaron los cruces de acusaciones y descalificaciones que intensificaron la temperatura política de Venezuela.
Maduro descalificó a su rival con epítetos como “burguesito” y “Caprichito”, mientras que Capriles le asestó algunos adjetivos como “enchufado” (beneficiado del poder) o “mentira fresca”, en referencia a una canción interpretada por el salsero Willie Colón para criticar al candidato oficialista.
Maduro y miembros del oficialismo pusieron sobre la mesa diversas teorías conspirativas, incluidos supuestos planes de la oposición para desconocer los resultados de los comicios y la presunta llegada de mercenarios salvadoreños para realizar actos de violencia, incluido un posible atentado contra el presidente encargado.
La oposición ha sostenido que los señalamientos del oficialismo sólo son parte de una campaña de rumores para generar miedo.
En el mismo acto de campaña en Caracas, Maduro anunció la detención de presuntos paramilitares colombianos que supuestamente realizarían actos de desestabilización previos a los comicios presidenciales.
Sin dar detalles, informó que los colombianos fueron detenidos la madrugada del jueves en poder de armas y explosivos C4.
Horas antes, el jefe de un comando de la Guardia Nacional del estado central de Lara anunció la incautación de 50 cargadores para armas que aseguró serían utilizadas por “mercenarios salvadoreños” que según el gobierno entraron a Venezuela para afectar los comicios y estarían ligados a un diputado derechista de El Salvador, Roberto D’Abuisson, quien ha negado las acusaciones.
Mariana Bacalao, experta en opinión pública de la Universidad Central de Venezuela, dijo a The Associated Press que la campaña presidencial ha estado marcada por la presentación de “dos propuestas que son contrapuestas”, con Maduro que se ha dirigido particularmente a los seguidores de Chávez y Capriles que ha llamado a realizar un cambio en la sociedad entre llamados de integrar a todos los sectores del país.
“Una (campaña) habla de continuismo y la otra habla de renovación y de integración”, comentó la experta.
Capriles ha dicho que se ha enfrentado a una campaña desigual con un candidato oficialista que en su calidad de presidente encargado se ha apoyado en las instituciones estatales y a quien ha criticado de valerse simplemente de la imagen de Chávez, quien en su última aparición pública a fines de 2012 lo designó su sucesor.
Para Bacalao, el uso que ha hecho Maduro de la imagen y el discurso de Chávez lo ha “desdibujado” y ha hecho que el verdadero protagonista de su campaña sea el ex mandatario.
“Maduro es una incógnita… Maduro no se ha estrenado en su propio estilo, discurso;no ha desarrollado liderazgo”, consideró.
En Caracas, seguidores de Maduro comenzaron desde temprano a apostarse en las calles de la capital para esperar al candidato oficialista.
“Pero si el comandante confió en él, estoy seguro que nosotros también podemos confiar. ¡A esta revolución no la para nadie!”, dijo Sánchez.“Maduro no es Chávez, queríamos tener a Chávez por siempre, el cáncer nos lo quitó”, dijo Johana Sánchez, un ama de casa de 31 años que junto con una hermana de 26 estaban ataviadas con camisetas rojas estampadas con la imagen de los ojos del ex mandatario.
María Araque, una estudiante de 23 años, viajó más de 600 kilómetros desde el estado occidental de Zulia hasta la capital venezolana. Para ella Maduro es el único que puede garantizar la continuidad del proyecto de Chávez, aunque también consideró que la gente estará atenta a lo que haga.
“Estaremos vigilantes, apoyamos a Maduro porque Chávez lo pidió, pero el pueblo no va a permitir una traición más; traicionar a Chávez es traicionar al pueblo que él amó”, dijo la joven.
El cierre de la campaña coincide con el aniversario del golpe de estado del 11 de abril de 2002 en el que Chávez fue separado brevemente del poder en medio de manifestaciones y enfrentamientos que dejaron al menos 19 fallecidos. Dos días después, apoyado por militares leales, el mandatario fue restaurado en la primera magistratura.