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lunes, 22 de septiembre de 2014

INTERNACIONALES

La situación del religioso español con ébola es “grave”, según los médicos

El misionero español Manuel García Viejo ha llegado al hospital Carlos III de Madrid con "una importante deshidratación" y el hígado y los riñones muy afectados. "Su situación es grave", ha asegurado Francisco Arnalich, jefe de servicio de Medicina Interna del centro. El paciente, contagiado de ébola y repatriado desde Sierra Leona esta madrugada, ingresó en el Carlos III a las 3.50 de la mañana, menos de una hora después de que el avión Hércules que lo trasladaba aterrizara en la base aérea de Torrejón de Ardoz, ha precisado el consejero de Sanidad madrileño, Javier Rodríguez, durante una rueda de prensa organizada para informar sobre el traslado y el estado del enfermo.
Los médicos presentes han eludido dar más detalles sobre el estado de salud de García Viejo, así como sobre las enfermedades que padece además de los síntomas provocados por la infección por el virus del ébola. El tratamiento que recibe es "de soporte", ha explicado José Ramón Arribas, jefe de la unidad de Infecciosas del centro. Los facultativos están barajando distintas posibilidades. Ninguna está probada científicamente, ha subrayado Arribas. El suero experimental ZMapp está agotado y se está buscando un donante compatible para probar con el suero hiperinmune de un paciente que ya haya superado la enfermedad. El paciente tendría que dar su consentimiento, pero estos tratamientos experimentales de eficacia no probada han sido autorizados por la OMS.
El consejero de Sanidad ha asegurado que su departamento sigue decidido a mantener el hospital Carlos III como un centro de media y larga estancia pese a los casos de pacientes infecciosos que se han trasladado a él en las últimas semanas. Hasta hace unos meses el centro estaba especializado en enfermedades infecciosas y tropicales, pero la Comunidad de Madrid, dentro de un plan para reducir costes, decidió transformarlo en centro de larga estancia. De hecho, mientras en la sexta planta está ingresado García VIejo, la tercera y la cuarta están dedicadas a pacientes de distintas especialidades derivados de otros centros, muchos de ellos de edades muy avanzadas. Rodríguez ha adelantado que se están preparando 14 habitaciones especiales en el hospital militar Gómez Ulla para atender a pacientes infecciosos si llega alguno más.
García Viejo abandonó a las 16.30 de este domingo —hora peninsular— el centro médico de Lakka, en las afueras de Freetown (Sierra Leona), donde fue ingresado el pasado jueves tras manifestar síntomas de la enfermedad, según confirmó a EL PAÍS Luca Rolla, coordinador de Emergency, la ONG italiana que le atendía. "Estaba consciente, aunque a veces se mostraba confuso. Su condición general no es satisfactoria", explica el médico. Una ambulancia lo trasladó hasta el aeropuerto de la capital.El hospital Carlos III no se ha desalojado de pacientes esta vez, como sí se hizo con los religiosos Pajares y Bonoha, porque los especialistas han considerado que no era necesario. "La vez anterior se tomaron medidas extremas porque era el primer caso de ébola en Europa", ha asegurado Arnalich. El paciente únicamente ha autorizado que su información clínica se entregue a la orden a la que pertenece, San Juan de Dios, que es la que decidirá qué datos se hacen públicos.
García Viejo, de 69 años, fue uno de los primeros pacientes de la unidad que la ONG había abierto el mismo jueves en Lakka para atender exclusivamente casos de ébola. Compartía habitación con otros cinco enfermos confirmados y, según Rolla, allí recibió antimaláricos, antibióticos y terapia intravenosa para estabilizar su estado. El centro, en el que también trabaja una enfermera española, tiene capacidad para recibir a 22 contagiados, aunque ahora mismo acoge solo a 14.
El religioso fue enviado a este hospital desde la ciudad de Lunsar, donde trabajaba como director médico del Hospital San Juan de Dios. Dos españoles y una mexicana coordinaron su traslado e ingreso, entre ellos el navarro José Luis Garayoa, de la orden de los Agustinos Recoletos, que dio la alerta tras enterarse de que García Viejo llevaba varios días con fiebre. Garayoa avisó a Javier Atienza, un cirujano español que trabaja para Emergency en Freetown. "Se lo comenté a Javier y él llamó a Manuel. Hablaron de médico a médico. Manuel le dijo que ni los antimaláricos ni el paracetamol le bajaban la fiebre".
Atienza recomendó entonces pedir una ambulancia para trasladar al religioso hasta Lakka, 120 kilómetros al suroeste de Lunsar. Elisa, una mexicana superiora de las clarisas, fue la encargada de conseguirla y así pudo viajar ese mismo jueves. En tiempos de ébola es un "milagro", dice Garayoa. El viernes le hicieron los análisis y a las ocho de la noche confirmaron lo que todos temían: García tenía ébola. "Él quería quedarse, pero le convencieron de que aquí no había ninguna posibilidad. Lo mejor era [el hospital en] Kailahun, con Médicos sin Fronteras, pero estaban a tope, así que aceptó la repatriación", añade Garayoa. "Pero va en muy malas condiciones".
No se sabe cómo se contagió exactamente. García Viejo dirigía en Lunsar un hospital de la orden de San Juan de Dios, a la que pertenece desde hace 52 años. Aunque el centro no podía atender oficialmente casos de ébola, sí había asistido a sospechosos que, en algunos casos, murieron antes de que se confirmara si tenían o no el virus. "Nunca sabes al principio si el paciente tiene tifoidea, malaria o ébola", explica Garayoa. "Está claro que se contragió trabajando en el hospital". Según Garayoa, el religioso tenía un billete de avión para regresar a España de vacaciones en octubre.EL PAIS